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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

El gran apagón

El maestro de la literatura contemporánea estadounidense Don DeLillo nos trae con su novela «El silencio», la última entrega de su crónica de un presente implacable

Pablo Delgadoel

La era de la tecnología. Sí. Es la que estamos viviendo, para bien o para mal. Hay que reconocer que es una de las eras de la humanidad más cómodas y con mayor privilegios que ha habido nunca para el ser humano. También es la era de las desigualdades por el sistema económico utilizado, pero esto siempre ha existido y siempre existirá en futuras civilizaciones. Esta es una era en la que podemos acceder a una gran cantidad de información a través de los diversos gadgets tecnológicos que tenemos a nuestro alcance. Todo esto, hace que la vida sea más fácil y más rápida. Una inmediatez a la que nos hemos acostumbrado, pero sobre todo, que nos han creado. Nos «venden» que necesitamos todo al instante, al momento, que tenemos que consumir de forma compulsiva ya sean productos o informaciones, pero ¿qué pasaría si en un momento determinado todo eso se desvanece?, y ¿todo llega a dejar de funcionar y convertirse en un silencio tecnológico, en un gran apagón?

En su decimoctava novela, el grande de las letras estadounidenses actuales Don DeLillo (Nueva York, 1936), pocas semanas antes de la llegada de la Covid-19, publicó un relato diferente y siempre al gran nivel literario al que nos tiene acostumbrado, El silencio (Seix Barral). Es la historia de una catástrofe y una vuelta de tuerca al poshumanismo como tema central de su obra: si ya habíamos asimilado la tecnología como una parte esencial del ser humano, ¿qué queda de nosotros, de nuestra identidad, si nos vemos obligados a renunciar a ella?

Sus novelas, sueltas en palabras, reacias, furiosamente lúcidas y ferozmente sofisticadas -entre las que se encuentra esta última-, que van a un ritmo endiablado, y en un tono de excelencia grandilocuente, la hace más cercana y descriptiva que casi cualquier otra cosa en la vida estadounidense contemporánea. Entonces, si podemos aceptar fingir que sabemos lo que es ese ahora, el maestro nos ha traído en esta novela, la última entrega de su crónica de nuestro presente implacable. 

Es domingo de Super Bowl. Año 2022. Cinco amigos han quedado para cenar en un apartamento en Manhattan. Una profesora de física jubilada, su esposo y su exalumno esperan a la pareja que se unirá a ellos tras un accidentado vuelo desde París. De pronto, un apagón deja al mundo a oscuras y las conexiones digitales que han marcado nuestras vidas se cortan. La novela abre en un avión, en el que se encuentra esa pareja que es esperada, Jim Kripps y Tessa Berens que regresan de Europa cuando su avión sufre un aterrizaje forzoso. Es el primer indicio del error de las comunicaciones que ha provocado que toda la tecnología se detenga catastróficamente. Jim y Tessa escapan del aterrizaje forzoso con rasguños y, en la lógica extraña y onírica de esta novela breve y algo surrealista, se dirigen a su destino para ver la Super Bowl como si nada. 

No hay televisión, ni Internet. Mientras tanto, en ese apartamento de Manhattan la pantalla de Diane y Martin también muere, por lo que se aburren, y entre otras cosas, surge la conversación entre Diane y Martin sobre los manuscritos archivados de Einstein de 1912, sobre la teoría especial de la relatividad, también sobre las apuestas deportivas y hasta del bourbon. Max se siente tan frustrado por no poder ver el juego en su televisor que queda reducido a algo invisible e imaginario: «hombres golpeándose contra el césped». Max calla, piensa en ello, bebe whisky, se va y, cuando regresa, no dice qué cosas ha presenciado fuera.

Don DeLillo. 2011

Hay una soledad en darse cuenta de lo que el resto del mundo no ve. Este interés por los detalles se convirtió, en las primeras novelas de DeLillo, en una poesía sobre la textura de nuestras vidas, una apreciación de lo fabricado y pasado por alto. Puede que la Tercera Guerra Mundial acabase de comenzar con dicho pagan tecnológico, pero el problema es que ya no hay forma de averiguarlo.

El silencio tiene poco más de cien páginas e ilumina el trabajo anterior del escritor con un haz intenso y estrecho: masculinidad deportiva, educadores, otros lenguajes, sistemas, paranoias, lo que se recuerda y lo que se olvida, la mente de las masas; se presentan como mimetismo, vacío y, finalmente, el silencio. Los personajes son convincentes y humanos, y sus voces tienen una urgencia reutilizada.

DeLillo es un maestro estilista de la palabra y no desperdicia ni una. Palabras que se ajustan bien a las cosas que representan en su mundo y en cuanto el lector las lee y las asimila, siente una profunda iluminación, como si acabara de probar la verdadera existencia del mundo. Esta es una novela como si fuera un  juego expresionista, es como ver la película Melancolia de Lars von Trier, te sientes extraño, ante un cataclismo que piensas que nunca va a suceder, pero que en ese momento lo estás viviendo, pura angustia existencial. También hay algo absorto, lleno de nostalgia por la máquina y por el fin de los días.

DeLillo es un escritor que ha estado haciendo las cosas bien desde siempre. Busca el futuro tal como se manifiesta en el momento presente: lo ha hecho durante décadas enteras en las que otros escritores han luchado con, por ejemplo, la invención del teléfono móvil. Pretende ser un sátira sobre la tragedia de nuestro olvido, siendo la forma en que se presentan junto con las tergiversaciones más perniciosas: noticias falsas, conspiraciones, teorías de las información. El mundo en el que vivimos se ha acelerado o colapsado, o simplemente lo percibimos de esa manera porque «nuestras mentes han sido remasterizadas digitalmente» o porque hemos sido envenenados por «plásticos» o «microplásticos».

Lo que comenzó como un diálogo entre dos, continuó siendo una energía explosiva de realidades y pensamientos, como un diálogo a tres bandas, y que alcanzó su punto máximo con un diálogo a cinco, pero que pronto se derrumba como una torre de Babel y se dispersa en monólogos de disociación inconsolable: cinco amigos separados, incapaces de comunicarse, incapaces de conectarse, incapaces incluso de recordar, charlando consigo mismos como locos y rondando los pasillos sin rumbo.

El silencio // Don DeLillo // Traducido por Javier Calvo // Seix Barral // 2020 // 16 euros

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