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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

James Nachtwey, fotoperiodismo de conciencia

Pablo Delgadoel

La Fundación Princesa de Asturias acaba de conceder el Premio Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2016 al fotógrafo estadounidense James Nachtwey (Siracusa, Nueva York, 1948)  considerado por el jurado “uno de los mejores reporteros gráficos de guerra de las últimas décadas, su compromiso profesional le ha llevado a cubrir una treintena de conflictos bélicos y crisis humanitarias sin abdicar de los principios éticos del informador ni maquillar el dictamen de la cámara. Como lúcido testigo del sufrimiento humano, su magisterio se prolonga a varias generaciones de fotoperiodistas de todo el mundo”.

Nachtwey ha pasado toda su carrera buscando ser una persona invisible, faceta más que imprensicindible para un fotoperiodista de guerra. Se formó en Historia del Arte y Ciencias Políticas. En 1976 comenzó a trabajar como fotógrafo de periódicos en Nuevo México y, en 1980, se mudó a Nueva York para dar inicio a una carrera como fotógrafo freelance para revistas.

Cuatro décadas de trabajo en zonas de guerra en los que ha recorrido desde su primer trabajo internacional cubriendo el conflicto civil en Irlanda del Norte durante la huelga de hambre del IRA en 1981, Nachtwey ha realizado amplios reportajes fotográficos, abarcando campos de refugiados, ciudades arrasadas por terremotos, inundaciones o afectadas por ataques terroristas, conflictos bélicos  (El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Líbano, Gaza y Cisjordania, Israel, Haití, Uganda y Chechenia), las ruinas que dejan los conflictos civiles (Afganistán), genocidios (Ruanda), fratricidios (los Balcanes), represión (Sudáfrica), pobreza (Sri Lanka) y la degradación ambiental (Este de Europa), los ataques del 11 de septiembre en Nueva York, en este caso fue el conflicto el que le buscó en su apartamento al sur de la ciudad. En total, ha recorrido más de treinta países plasmando con su cámara conflictos armados y desastres humanitarios.

Admirador de los grabados de Goya, sus fotografías, mayoritariamente en blanco y negro, no rehúyen la crudeza del horror y de la injusticia, sino que la plasman, desde la cercanía y el respeto, con el firme objetivo de provocar en el espectador una reacción ante el genocidio, el hambre, la pobreza y el sufrimiento ajeno. Sus obras han protagonizado exposiciones individuales. Además ha publicado los libros Deeds of War (1989), en el que plasma los conflictos que cubrió entre 1981 y 1988; Inferno (1999), una selección de imágenes tomadas entre 1990 y 1999 sobre la hambruna en Somalia, el genocidio de Ruanda, las guerras de Bosnia y Chechenia y de huérfanos abandonados en Rumanía e intocables de India, y Pietas (2013), todo un resumen de sus mejores fotos.

Además de este último galardón Nachtwey ha recibido, entre otros, la Medalla Robert Capa del Overseas Press Club of America (OPC) en cinco ocasiones, el Magazine Photographer of the Year en siete, el Infinity Award del Centro Internacional de Fotografía de Nueva York en tres, el World Press Photo en dos.

Toda una figura icónica del periodismo gráfico de nuestro tiempo. En Marzo de 2007 a través de las conferencias TED, cuenta su visión del periodismo y la fotografía.  A continuación transcribo parte de esa charla en la que habla de que cuando “era estudiante en los ’60 qué fue lo que le motivó para emprender el camino hacia la fotografía, época de cuestionamiento y agitación social y, a nivel personal, de un sentido naciente de idealismo. La Guerra de Vietnam estaba en su apogeo, el Movimiento de Derechos Civiles crecía, y las fotografías tuvieron una gran influencia en mí. Nuestros líderes políticos y militares nos decían una cosa, y los fotógrafos nos decían otra. Yo le creí a los fotógrafos, al igual que millones de estadounidenses”. Sus imágenes alimentaron la resistencia a la guerra y al racismo. No solo registraron la historia, sino que ayudaron a cambiar su curso. Sus fotografías se integraron a nuestra memoria colectiva y, al convertirse en un sentimiento compartido de la conciencia, el cambio no sólo se hizo posible, sino inevitable.

Comprendió que “el flujo libre de información que representaba el periodismo, particularmente el periodismo gráfico, puede hacer más evidentes tanto los beneficios como los costos de las políticas. Puede dar crédito a ciertas decisiones, ganando apoyo hasta alcanzar el éxito Frente al criterio político pobre o la pasividad política, se transforma en una intervención, dando cuenta del daño y pidiéndonos que evaluemos nuevamente nuestro comportamiento. Le da un rostro humano a problemas que de lejos pueden parecer abstractos o ideológicos o monumentales en su impacto global. Lo que sucede allá abajo, lejos de los pasillos del poder, le sucede a ciudadanos comunes, uno por uno”.

“La fotografía documental tiene la capacidad de interpretar los eventos desde su punto de vista. Le da una voz a aquellos que de otro modo no la tendrían. Y, como consecuencia, estimula a la opinión pública y le da ímpetu al debate público, evitando así que las partes interesadas controlen la agenda por completo, por mucho que lo deseen. Llegar a la madurez en esa época hizo real la idea de que el flujo libre de información es completamente vital para que una sociedad libre y dinámica funcione adecuadamente. La prensa es sin duda un negocio, y para sobrevivir debe ser un negocio exitoso, pero se debe encontrar el balance correcto entre consideraciones de mercadeo y responsabilidad periodística”.

“La prensa es una industria de servicios, y el servicio que ofrece es la conciencia. No toda historia debe vender algo. También hay ocasiones para dar. Esa era la tradición que quería seguir. Viendo que la guerra creaba tantos riesgos para aquellos involucrados y que el periodismo gráfico podía ser un factor en la resolución de conflictos, quise ser una fotógrafo para después ser un fotógrafo de guerra. Pero me guiaba la idea inherente de que una imagen que revelara el verdadero rostro de la guerra sería, casi por definición, una fotografía contra la guerra”.

“Los fotógrafos llegan al extremo de la experiencia humana para mostrarle a las personas lo que está sucediendo. A veces ponen sus propias vidas en riesgo porque creen que tus opiniones y tu influencia importan. Dirigen sus fotos a tus mejores instintos, generosidad, la noción de lo bueno y lo malo, la habilidad y la voluntad de identificarse con los demás, la negativa a aceptar lo inaceptable”.

Aquí el vídeo completo de TED
Fotos página web de James Nachtwey

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