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Blogs Escuela de padres con talento por Óscar González

Del miedo a la vida al amor por la vida

joyful balloon family.
Óscar Gonzálezel

Tomar como modelo a los padres para afrontar los miedos es algo positivo, pues permite al niño dar un gran paso hacia su propia autonomía. Pero aprender de ellos que la vida es apasionante, que cada día es nuevo, y que depende de él hacerla bonita, resulta esencial.

Es importante que tengamos en cuenta que el niño capta la imagen que tú le muestras del mundo:

 ¿El mundo es un lugar agradable para vivir?

¿Merece la pena conocer y explorar el mundo?

¿Es posible ser feliz en esta vida?

¿Las demás personas son potencialmente amigos o enemigos?

No lo dudes, el niño responderá a estas preguntas observándote a ti cómo vives y reaccionas. Eres su verdadero ejemplo.

Todos queremos educar a nuestros hijos para que sean felices. Es el objetivo de que nos marcamos con la educación. Para ello hemos de empezar nosotros y demostrarlo, aunque solo sea para darles ejemplo. ¿Cómo transmitir la energía y alegría de vivir si no la sentimos nosotros? No podemos hacerlo mediante grandes teorías ni consejos complicados. Menos palabras: a vivir se aprende viviendo. Como afirma Marian Rojas Estapé:

La felicidad no se define, “se experimenta”.

Los padres debemos ser un ejemplo de afecto y alegría de vivir… Eliminemos el rechazo, la ira, la frustración, etc. Nuestras actitudes son las que nuestros hijos van a imitar. ¿Quieres que tu hijo ame la vida sin temerla? Expresa en tu día a día hasta qué punto aprecias la vida. ¡¡¡Demuéstralo!!!

Muéstrale la alegría que podemos sentir al compartir una buena comida, sentarnos al sol, tomar un baño, jugar con un animal, realizar un proyecto que nos gusta o aprender algo nuevo. En definitiva, todos aquellos pequeños (y grandes) momentos que conforman la vida. Son las pequeñas cosas las que hacen grande nuestra vida.

“Más que tus discursos o exigencias, 

el niño aprenderá las lecciones sobre

 la vida observándote vivir cada día”

 El amor por la vida pasa por valorar y transmitir este valor por las pequeñas cosas. En algunas familias, los padres están muy ocupados y preocupados en «dar a sus hijos todo lo que les piden», preocupados porque «no les falte de nada». Padres que se desviven por atender todas sus demandas, peticiones y caprichos. ¿Por qué ocurre esto? En muchas ocasiones es por querer llenar espacios y carencias como, por ejemplo: la falta de tiempo, la falta de atención, de estar con ellos…

No queramos darles todo, empecemos por darles lo esencial. No confundamos ser buenos padres con «darlo todo» o sobreproteger a nuestros hijos. Ellos esperan otra cosa de nosotros. No es nada del otro mundo y por su sencillez tendemos a olvidarlo y descuidarlo: son pequeñas cosas, pequeños momentos…

Aquí te dejo algunos ejemplos:

  • Valorar ese dibujo o manualidad que nos muestran con tanta alegría e ilusión cuando regresan del cole. Para nuestros hijos es lo más importante en ese momento y quieren que se lo reconozcamos. Si tu hijo te está regalando un dibujo suyo, guárdalo como un tesoro ¡porque te está regalando su alma!
  • Apagar por completo nuestros teléfonos móviles cuando estamos disfrutando de una tarde con ellos. Estar con nuestros hijos no es lo mismo que compartir espacio con ellos, requiere de nuestra atención y PRESENCIA.
  • Pasear y disfrutar de una puesta de sol.
  • Observar juntos el cielo nocturno haciéndonos preguntas.

Estas pequeñas cosas son las que realmente perduran en la memoria. Son las que siempre recordarán y no si les hemos comprado un móvil de última generación, un iPad o la videoconsola del momento. Con el tiempo se darán cuenta de que lo material no les llena sino que todavía les produce un mayor vacío interior y una insatisfacción que intentarán suplir con más objetos materiales pero sin éxito.

Cuando nuestros hijos crezcan, miren hacia atrás y hagan memoria sobre lo vivido recordarán con cariño esas pequeñas cosas, esos pequeños momentos compartidos en los que estábamos presentes, en plenitud con ellos, compartiendo experiencias de vida. Eso no se olvida. Eso es la vida.

 Vivir es confiar a pesar de todo;

es esperar a pesar de todo;

es sonreír a pesar de todo.

Pero…

también es admirarse, porque merece la pena;

también es ilusionarse, porque merece la pena;

también es soñar, porque merece la pena;

y es abrazarlo todo,

porque,

¿cómo podríamos vivir sin abrazar?

Jordi Llimona

 Por tanto, nuestro propósito debe ser transformar el miedo en consciencia. Como señala Shefali Tsabary:

Al hacernos conscientes del miedo subyacente tras todas las reacciones especialmente ante los hijos, se nos brinda la oportunidad de analizar nuestras antiguas maneras de proceder y relacionarnos con el mundo y sustituirlas por otras más  evolucionadas que responden a la situación presente.

Por este motivo debemos romper las cadenas del miedo que nos dejaron los que nos antecedieron y sustituir las viejas formas de proceder por nuevas, mucho más conscientes y evolucionadas. De esta manera no solo liberamos a nuestros hijos sino a nosotros mismos. En la medida en que lo hagamos con éxito empezaremos a disfrutar de los hijos y de nosotros mismos, acercándonos al sendero de la felicidad.

¿EMPEZAMOS?

Como siempre, muchas gracias por dedicarme tu tiempo

HIjosPadres Óscar Gonzálezel

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