Bieito Rubido el
En el fondo de nuestro ser, todos los adultos llevamos el niño que fuimos. Aquellas irrefrenables ansias de imaginar y, de manera casi inconsciente, desbordar los límites que los adultos nos imponían y que con sus tira y afloja fueron modelando nuestra personalidad y esculpiendo nuestro ánimo. La infancia sigue siendo el terreno abonado donde todo crece. Probablemente, Rilke tuviese…España