Sadie Sellers demostró a todo el mundo que la vitalidad no tiene edad. La mujer con 79 años desapareció de la residencia para ancianos en la que vive para ir a hacerse un tatuaje acompañada por su nieta a un local en Irlanda del Norte, Reino Unido.
La sorpresa se la llevo su hijo Tony, cuando llegó a visitarla a la residencia geriátrica donde vive desde hace más de un año pero se encontró con que su dormitorio estaba completamente vació.
La anciana, está feliz con el tatuaje de un corazón que se hizo en su brazo izquierdo y no busca la aprobación de nadie en su familia.
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