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Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

La Estrategia alemana hacia China (y 2)

Emilio de Miguel Calabiael

En el apartado de las relaciones bilaterales chino-germanas, la Estrategia pasa revista entremezcladamente a herramientas y temas. En lo que se refiere a los primeros, aborda los diferentes formatos de diálogo (Diálogo Estratégico de Ministros de AAEE, Diálogo Financiero de Alto Nivel, Diálogo de Seguridad de Alto Nivel, Diálogo sobre DDHH… Los diálogos son herramientas muy útiles para estrechar lazos entre dos partes a varios niveles y con interlocutores distintos cada vez). Asimismo China y Alemania tienen diálogos sobre cuestiones regionales (Asia-Pacífico, Afganistán, Irán…); la estrategia aboga por un mayor contacto entre las respectivas Embajadas en terceros países. La Estrategia apunta a algunos de los objetivos que busca Alemania con estos diálogos: reforzar los derechos, recursos y representación de las mujeres y los grupos marginados; pedir que China respete sus compromisos en el marco de la Convención de NNUU sobre Derecho del Mar; persuadirle para que readmita a los nacionales chinos obligados a abandonar Alemania… Efectivamente, los diálogos de alto nivel, sin presencia de los medios y conducidos discretamente, permiten avanzar de una manera que una diplomacia más abierta no permitiría.

Otra herramienta son los contactos parlamentarios y entre sociedades civiles. Hace tiempo que las relaciones internacionales dejaron de ser el coto vedado de los gobiernos. La invención de la diplomacia pública y la búsqueda de canales distintos de los intergubernamentales han permitido una mayor densidad en las relaciones bilaterales. La Estrategia detalla varias de estas herramientas: los contactos interparlamentarios; el trabajo de las fundaciones políticas; los hermanamientos de ciudades y regiones; el Foro de Diálogo Germano-Chino, como plataforma de intercambio entre sociedades civiles; la cooperación cultural, sobre todo la realizada a través del Instituto Goethe… No obstante, ante un régimen chino que se cierra estos mecanismos dejan de funcionar igual de bien. Problemas nuevos, que hace años no se daban con tanta acritud son la censura y las medidas administrativas que dificultan la cooperación cultural, la diferencia entre las posibilidades para trabajar libremente que tienen los medios chinos en Alemania comparados con los medios alemanes en China…

Una vez examinadas las herramientas, llega el momento de analizar los temas concretos de diálogo bilateral: el respeto por los DDHH; las relaciones económicas bilaterales; el clima y la protección del medio ambiente y de la biodiversidad; educación, ciencia e investigación; la Agenda 2030… En este elenco de temas echo en falta más referencias a cuestiones geopolíticas y de seguridad.

El cuarto capítulo de la Estrategia tiene un título de lo más interesante: “Fortaleciendo Alemania y la UE”. Al inicio del capítulo tenemos la justificación de su inclusión: “La creciente competición y rivalidad sistémica con China requiere nuevos esfuerzos en Alemania y la UE para fortalecer nuestra economía, competitividad y soberanía tecnológico, así como para proteger nuestras sociedades abiertas y afirmar nuestros intereses frente a China.” En este apartado introductorio ya se consideran algunas de las principales amenazas de China: su posición líder de mercado, que en parte ha conseguido gracias a la intervención estatal y a una política proteccionista; las dependencias tecnológicas que ha buscado generar, así como las dependencias que se han creado en áreas críticas y que ahora se tratan de reducir bajo lo que se ha denominado “de-risking” o “reducción de riesgos”.

Las recetas para el fortalecimiento de Alemania y la UE son interesantes y dimanan de todo lo que se ha dicho previamente sobre China, especialmente en sus papeles de competidora y rival sistémica. Para empezar, la UE debería utilizar mejor el poder que le da poseer un mercado de 448 millones de personas con buen nivel adquisitivo. En cuanto a número de consumidores estamos por delante de EEUU y en cuanto a poder adquisitivo por delante de los 625 millones de consumidores de ASEAN. Algunas de las principales recetas recomendadas se relacionan con el mercado europeo: mejorar su integración y resiliencia; fortalecer las capacidades de la industria para la innovación, la inversión y la competitividad; transición verde y digital; desarrollo de la economía circular; convertirse en un mercado líder en productos responsables ante el clima y eficientes en el uso de recursos para su fabricación; política ambiciosa de investigación y desarrollo a la que Alemania va a dedicar el 3,5% de su PIB; apoyar la movilidad internacional de estudiantes e investigadores.

No me entretendré con los detalles de los otros nueve puntos sobre el fortalecimiento de Alemania y la UE que trata la Estrategia. Me limitaré a enunciarlos: 1) Diversificación de las cadenas de suministro; 2) Soberanía tecnológica; 3) Concienciación de los riesgos del mercado chino; 4) Uso de las herramientas comerciales. La Estrategia propone la creación de un Instrumento Anti-Coacción [económica y comercial] de la UE, que sea compatible con las normas de la OMC y el Derecho Internacional; 5) Establecer un marco para el examen de la inversión directa procedente de China. Tradicionalmente las empresas chinas han podido invertir en sectores estratégicos europeos con pocas cortapisas,- algo que las empresas europeas no podían hacer en China; esto comporta riesgos geopolíticos; 6) Controles a las exportaciones; 7) Protección de infraestructuras críticas; 8) Aumentar la resiliencia ante las amenazas híbridas y el espionaje; 9) La seguridad en el ciberespacio.

Cada vez es más habitual que las Estrategias dediquen un espacio a los partenariados y al multilateralismo. Vivimos en un mundo interconectado, como ha mostrado la guerra de Ucrania, cuyos efectos se han hecho sentir en África subsahariana (cuestión del suministro de grano, por ejemplo) y en el Indo-pacífico (papel de Rusia como suministrador de armamento en la región, por ejemplo). El capítulo quinto de la Estrategia es un compendio de consideraciones geopolíticas y consideración de partenariados. Es una turbamulta tal que me abstendré de intentar compendiarla.

El último y breve capítulo aborda dos cuestiones: la necesidad de la coordinación entre las instituciones que trabajan con China y la indispensabilidad de generar expertise sobre China y de que ese expertise se difunda. A este respecto quiero mencionar que Alemania ya dispone de una institución líder en los estudios de China, MERICS (The Mercator Institute for China Studies).

La Estrategia tiene en su conjunto 44 páginas. Como que prefiero la Estrategia de la UE para el Indo-pacífico, que tiene sólo 17 páginas. Creo que para hacer un análisis de la situación, indicar tus objetivos y prioridades y proponer acciones no hacen falta muchas más páginas. La Estrategia alemana para China es buena. Realiza un análisis inteligente de la situación y propone iniciativas interesantes. Si acaso, las iniciativas aparecen un poco desordenadas. En las Estrategias, como en las novelas, lo principal es que el lector se dé cuenta de un vistazo de cuál es el mensaje que le quieres transmitir.

 

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