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Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

El futuro es asiático (2)

Emilio de Miguel Calabiael

“El futuro es asiático” es un libro que está pegando fuerte. Mientras lo leía, me sucedió que tres personas que conozco también lo estaban leyendo y les estaba gustando. En cuanto a mí, digamos que me gustó mucho menos que una tortilla de patata con cebolla y marginalmente más que pillarme el dedo con una puerta. La tesis fundamental del libro es que Asia está renaciendo y está surgiendo una identidad panasiática, que cada vez necesita menos de un Occidente en declive. Me gusta más cuando Kishore Mahbubani defiende las mismas ideas; tiene una ironía ácida que respeto. El tono de Khanna es más bien el del empollón de la clase que te abruma con datos y acaba escribiendo su tesis en 359 páginas, cuando un artículo de veinte páginas habría bastado.

El punto de partida es que se están quebrando los compartimentos en los que el colonialismo europeo dividió al continente asiático y está surgiendo un carácter panasiático. Khanna incorpora en este panasianismo a Oriente Medio, que es algo de lo que discrepo. Aun cuando haya muchas cosas que conecten a Oriente Medio con Asia (Qatar, Dubai y Abu Dhabi se han convertido en los grandes aeropuertos de enlace entre Asia y Europa; las monarquías del Golfo dependen enormemente de mano de obra que viene sobre todo del Sur y del Sureste Asiático; Asia-Pacífico es una de las agrupaciones regionales de NNUU y engloba a todos los países de Asia-Pacífico, menos Rusia, Israel, Turquía, Australia y Nueva Zelanda), creo que Oriente Medio tiene sus propias dinámicas y no se debe exagerar su carácter asiático. En cuanto a la identidad panasiática que está surgiendo, yo no sacaría las cosas de quicio. Las nuevas tecnologías nos han aproximado, en geopolítica cada vez se piensa más en términos de grandes grupos regionales y a ello contribuye la arquitectura regional en cada continente. Esa aproximación entre los pueblos asiáticos no me parece tan excepcional, cuando la comparo con lo que está sucediendo en el continente africano con la revitalización de la Unión Africana en el siglo XXI o con los procesos en el propio continente europeo.

Creo que Khanna pone la etiqueta de asiático a fenomenos que pueden explicarse de manera más sencilla como el desarrollo de procesos geopolíticos normales. Es lógico, por ejemplo, que la India, a medida que crece como potencia, quiera salir de su marco natural del sur de Asia y se convierta en observadora de la Organización de Cooperación de Shanghai cuyo marco geográfico esencial es Asia Central, desarrolle una política de Look East, volcada hacia los países ribereños de la Bahía de Bengala, y se involucre a fondo en la Asociación de la Cuenca del Océano Índico que engloba a los países ribereños de dicho océano. No veo en ese proceso nada excepcional ni específicamente asiático.

Tampoco estoy completamente de acuerdo en que el colonialismo europeo hubiera dividido Asia en compartimentos estancos. El Imperio británico favoreció el trasiego de trabajadores del Sur de la India a Malasia y Singapur; el Sudeste Asiático estaba dividido entre cuatro potencias coloniales, pero ello no impedía que las redes comerciales chinas las interconectasen y las vinculasen además con los mercados de China continental. Como en cualquier otro continente, existen regiones naturales determinadas por la geografía. Puede que los imperios coloniales europeos dificultasen un tanto las relaciones entre las distintas regiones de Asia, pero, como el libro que mencioné de Pankaj Mishra señala, sí que había contactos entre los intelectuales asiáticos y existía una cierta idea de asianidad. Khanna no me está enseñando nada nuevo.

Hasta ahora la Historia se ha enseñado de manera eurocéntrica y Khanna quiere terminar con ello. Para ello en 35 páginas resume 5.000 años de Historia de Asia, contada desde una perspectiva asiática. Me parece una proeza y lo respeto, aunque aquí y allá se le cuele algún gazapo. El principal se resume en esta frase: “… las ciudades-estado sumerias dieron paso al poderoso imperio acadio y a su sucesor, los asirios, que gobernaron sobre incluso una mayor extensión al haber sometido a sus vecinos anatólicos, los hititas…” Entre acadios y asirios hay al menos 200 años de distancia y quienes se cargaron a los hititas no fueron los asirios, que nunca los sojuzgaron, sino los Pueblos del Mar. Vale, me he puesto pedante, aunque no tanto como el listillo de Khanna.

El objetivo de Khanna con ese resumen no es mostrar las lagunas de su conocimiento de la Historia, sino recuperar el papel central de Asia en la Historia mundial, ya que “los imperios europeos se convirtieron en ricas potencias mundiales porque subyugaron a Asia y la influencia mundial de EEUU se sujeta de su relevancia en Asia.” La primera frase habría que cambiarla un poco: los imperios europeos se convirtieron en ricas potencias mundiales porque subyugaron a América y con las riquezas allí obtenidas se pusieron a comerciar con Asia; la subyugación vino más tarde. Reconozco que si EEUU quiere ser un hegemón mundial, tiene que pesar en Asia. Asia es muy importante para la influencia mundial de EEUU, pero no restemos importancia a Oriente Medio (vale, que para Khanna es parte de Asia), a Europa o a Iberoamérica. EEUU no puede permitirse estar ausente de ninguno de esos cuatro escenarios.

En todo caso, la colonización europea sigue chinchando, por ello lo más sencillo es pensar que “la llegada de los europeos y su auge en su terreno [se refiere a Asia] [fue] más un producto de la suerte que del ingenio.” Sí, la suerte de los europeos fue que los otomanos conquistaran Constantinopla y les forzaran a buscar otras rutas hacia los mercados asiáticos y que la dinastía Ming decidiera interrumpir sus grandes expediciones oceánicas. La conclusión es que los asiáticos no se dejaron conquistar por inferioridad, sino por complacencia. Se sentían tan seguros que no advirtieron a tiempo el peligro que representaban los europeos. Puedo compartir estas ideas, pero se me quedan cojas si no trato de explicarme qué llevó a los asiáticos a esa complacencia. Pienso que el factor principal fue que los grandes imperios asiáticos de la Era Moderna eran ante todo continentales y no tomaron suficientemente en cuenta la importancia del dominio del mar. Cuando vieron llegar a los europeos en sus frágiles carracas y asentarse como comerciantes en algunos enclaves, no los vieron como rivales a su altura y no apreciaron como hubieran debido las implicaciones de que la tecnología militar europea hubiese comenzado a superar a la asiática. Las implicaciones se verían a partir del siglo XVIII y para entonces ya sería un poco tarde para reaccionar.

 

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