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Tres hombres con un mismo destino

Tres hombres con un mismo destino
Javier Esteban (tercero por la izquierda), antes de arbitrar un partido en los Juegos EMDE
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La historia de hoy tiene como protagonistas a tres personas que decidieron encaminar su vida por el mundo del arbitraje. Como curiosidad, los tres estudiaron en el colegio Calasancio de Madrid, y dos de ellos Javier Esteban, árbitro de fútbol sala y director del Departamento de Deporte Escolar y Valores de ECM, y Ángel Entrena, árbitro de balonmano, nos cuentan las claves de esta curiosa coincidencia. Como podremos comprobar a lo largo de este reportaje, las casualidades se repiten a lo largo de la vida y testimonios de los protagonistas. Además de Javier y de Ángel, el tercer protagonista José María García-Aranda, ex árbitro internacional y de Primera División, además de asesor de diferentes asociaciones (como cuenta en su web), también cuenta con un pasado escolar relacionado con los otros dos.

El primero de nuestros protagonistas, Javier Esteban, se inició a una temprana edad en el mundo del arbitraje. “Comencé totalmente ilegal, a los 14 años, no tenía la edad mínima para comenzar el curso. Aun así, era tan insistente que arbitraba suplantando a mi padre. Le ponían muchos partidos en la Federación Madrileña de Fútbol Sala y a veces conseguía convencerle para dejarme pitar encuentros de escolares”, relata. “Es curioso cómo cuando aprobé el curso de árbitro mi profesor fue José María García-Aranda, que impartía dos modalidades distintas”, cuenta Javier, ya que antiguamente no estaban separados el fútbol 11 y el conocido como ‘fútbol 5’.

Sobre el punto clave de este reportaje, la coincidencia de tres árbitros en su niñez en un mismo colegio, el colegio Calasancio, Javier expresa algunas de las razones. “Creo que todos teníamos el referente en casa”, asegura. “Pocos casos conozco de árbitros que sin influencia de familiares, profesores o amigos hayan optado por serlo”, se expresa. También cree que se debe a la influencia de los padres escolapios. “Nos inculcaban el amor al deporte y el respeto a la disciplina”, explica Javier Esteban. El coordinador de deportes de ECM ha arbitrado en multitud de categorías, llegando a División de Honor de fútbol sala. “Desde el primer partido televisado entre Cartagena y ElPozo hasta el último partido infantil que arbitré antes del confinamiento, han sido 35 temporadas con dos elementos comunes: paciencia y resiliencia. En el deporte hay que saber adaptarse a las situaciones, no es lo mismo arbitrar en la élite que un partido de niños. El secreto para amoldarse es la pasión”, relata.

Para Javier, las cosas que ha aprendido durante todos estos años se resumen en tres. “Que cuando no tenga nervios antes de un partido será el momento de retirarme, que lo más importante es la concentración y que el triunfo del árbitro es que ganador y perdedor te feliciten”, asegura Javier, que recuerda con especial cariño las felicitaciones de Suso Méndez, ex entrenador del Gáldar, tras perder un partido del playoff de ascenso a Primera ante Xota.

La experiencia en la élite de Javier Esteban le llevó a ser coordinador de árbitros en ECM y después director del departamento. “Apliqué lo bueno que había visto en la élite, no quería repetir los mismos fallos de gestión que había vivido en primera persona, para eso es importante conocer la historia”, expresa. De esta manera, el colectivo arbitral de ECM sigue mejorando cada año, en calidad y en cantidad, como relata el propio Javier al explicar las claves de ese éxito. “Los árbitros cuentan su experiencia, no pagan colegiación, el curso es gratuito y solidario, se premia la antigüedad, los mejores recogen su premio en la gala de Clausura y antes que los propios equipos… El compromiso hay que ganarlo con el ejemplo, y pienso que a los que conformamos el departamento nos gusta hacer un liderazgo ejemplarizante. Por eso tengo dos compañeros como Javier Rivero y Carlos Gómez para cubrir el espectro de disciplinas que ofrecemos”, concluye Javier.

Como decíamos anteriormente, el otro protagonista directo de esta historia es Ángel Entrena, también alumno del colegio Calasancio y conocido de Javier, ya que sus padres trabajaban juntos en la misma empresa e incluso iban juntos a clase. Ángel le da importancia a la figura paterna una vez más. “Antes se transmitían valores en todos los campos de la vida por parte de los padres”, expresa. “Acompañaba a mi padre a sus partidos, que era árbitro de fútbol. Tenía 9 ó 10 años cuando empecé a acompañarlo a otras capitales de provincia y a ver cómo se relacionaba con jugadores, entrenadores e incluso con el público”, relata Ángel. “Le encantaba el fútbol pero se pasó al balonmano”, explica.

Primer carné de árbitro de Javier Esteban. Como curiosidad, Madrid pertenecía al colegio castellano

Ángel cuenta en primera persona cómo era el balonmano en España en los años 50. “Este deporte aún se disputaba en campos de fútbol y se jugaba con once jugadores. Mi padre ejercía de juez de gol, figura que desapareció al pasar a recintos cerrados y a siete jugadores por equipo”, explica. “Él llegó a la categoría más alta pero tuvo que trasladarse una década al extranjero. Al volver se había creado una categoría superior a la que no pudo acceder. En los 80, compaginaba el balonmano con el fútbol sala”, cuenta Ángel sobre su padre.

Por ello, a Ángel Entrena le empezó a interesar el deporte debido a la afinidad de su padre. “En casa se veía casi todo el deporte que se emitía en TVE”, relata. “El trato entre los implicados, los éxitos internacionales que se contaban en los medios… Eso me motivó”, explica Ángel. “Mi andadura como árbitro empezó en el año 1988 con dieciséis años arbitrando partidos de base de fútbol sala, a la vez que hacía de cronometrador en partidos sénior. Con dieciocho años pasé a dirigir partidos de balonmano y tuve una proyección rápida en poco tiempo”, cuenta. “Una serie de circunstancias me impidieron seguir arbitrando, pero en 2012 contacté con el presidente del Comité Técnico de Árbitros y con el presidente de la Federación Madrileña de Balonmano. No me tomó mucho tiempo adaptarme a los cambios y a día de hoy dirijo encuentros territoriales y de base”, expresa Ángel.

La ilusión por arbitrar sigue presente. “Disfruto igual que cuando comencé. Los valores que me transmitieron aquellos que pude ver me siguen acompañando”, cuenta Ángel, que reconoce también que no se puede vivir solo del arbitraje de balonmano en España. “No está profesionalizado, pero es una satisfacción que me llevo a casa. Casi todos los jugadores viven de ello, y habría que corresponder al mundo del arbitraje, que hace para mejorar el deporte a costa de sacrificar familia y amistades”, se sincera.

Para Ángel, las cualidades de un árbitro se basan en tener psicología, experiencia, empatía y personalidad. “Aparte del conocimiento del reglamento, es fundamental tener eso para realizar tu labor”, explica. Para concluir, Ángel Entrena confiesa que cree que se está haciendo un gran trabajo para que el balonmano avance, aunque reconoce que debería “promocionarse más en los colegios, para tener una cantera de futuros jugadores y jugadoras”, expresa, no sin antes agradecer la oportunidad de recordar los buenos momentos a través de esta entrevista. “Ha sido un placer contar mi experiencia en estas líneas. Animo a todos los chavales a compartir experiencias en la vida, te puede sorprender en los personal y en lo profesional”.

Iván Hernández

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