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Cuando adelgazamos, ¿dónde va esa grasa que perdemos?

Cuando adelgazamos, ¿dónde va esa grasa que perdemos?
Pilar Quijada el

La pregunta parece banal, pero en realidad no lo es. De hecho, muchos profesionales de la salud no saben responder correctamente a la pregunta de dónde va la grasa corporal cuando las personas pierden peso, según un estudio australiano que se publica en el British Medical Journal. La mayoría de los médicos, dietistas y entrenadores personales responden que la masa que se pierde se convierte en energía o calor. Esa es la respuesta del 50 por ciento de los 150 médicos, dietistas y entrenadores personales que fueron encuestados.

Sin embargo, esa no es la respuesta correcta, ya que va en contra de la ley de conservación de la masa que asegura que «en una reacción química ordinaria la masa permanece constante, es decir, la masa total de los reactivos es igual a la masa total de los productos». Por sorprendente que parezca, la mayoría de la grasa que se pierde literalmente se la lleva el viento. Y esto no va en contra de esta ley básica, que supuso el nacimiento de la química moderna. “La respuesta correcta es que la mayoría de la masa es eliminada mediante la respiración en forma de dióxido de carbono. Se esfuma en el aire”, explica el autor principal del estudio, Ruben Meerman, físico y presentador de programas de ciencia en la televisión. La grasa se convierte mayoritariamente en CO2 y agua, pero no en energía. En otras palabras, como demostró Lavoisier, el padre de la Química, los átomos de la grasa perdida no desaparecen, simplemente se ordenan de otra manera para formar agua y dióxido de carbono.

Los autores del estudio creen que la idea errónea de que la grasa se transforma en energía surge de la forma en que se explica la pérdida de peso en términos de la ecuación de equilibrio energético: la energía que entra vs la energía que sale. Para perder peso,  se deben consumir menos calorías de las que gasta, o a la inversa, se deben gastar más calorías de las que consume.

Cuando alguien pierde 10 kilos de grasa (trigilicéridos) 8.4 kg se exhalan como CO2. Por tanto los pulmones son el principal órgano que canaliza la pérdida de peso, según los autores de este estudio

Este curioso estudio surgió de una entrevista que Meerman hizo en marzo pasado al doctor Adrew Brown, director de la Escuela UNSW de Biotecnología y Ciencias Biomoleculares. Meerman se interesó en la bioquímica de la pérdida de peso a través de su experiencia personal. “He perdido 15 kilos en 2013 y simplemente quería saber dónde fueron a parar. Después de un curso acelerado autodirigido en bioquímica, me topé con este resultado sorprendente”, explica. Y añade que casi nadie podía responder a su pregunta, lo que le causó gran sorpresa. “Y cuando presenté a Andrew Brown mis cálculos nos dimos cuenta de lo mal que se está enseñando este tema”.

“El enfoque novedoso de Rubén a la bioquímica de la pérdida de peso consistía en rastrear cada átomo de la grasa que se pierde y, hasta donde yo sé, sus resultados eran completamente nuevos”, explica el profesor Brown. “También ha puesto de manifiesto un agujero negro completamente inesperado en la comprensión de la pérdida de peso entre el público y los profesionales de salud”

Si se siguen los átomos de 10 kilogramos de grasa perdida por un participante del popular programa “La báscula” de Canal sur, 8,4 de esos kilos se transforman en dióxido de carbono que se exhala a través de los pulmones. Y los 1,6 kilogramos restantes se convierte en agua, que puede ser excretada en la orina, las heces, el sudor, la respiración, las lágrimas u otros fluidos corporales, explican los autores del artículo. Sin embargo, advierten, “Nada de esto es evidente para las personas ya que el dióxido de carbono que exhalamos es invisible”. De ahí que la mayoría de las personas encuestadas respondieran erróneamente que la masa se transforma en energía

En su artículo Meerman y Brown demuestran que la pérdida de 10 kilos de grasa requiere además inhalar 29 kilogramos de oxígeno en un proceso metabólico que produce 28 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) y 11 kilogramos de agua. “Hay una sorprendente confusión sobre el proceso metabólico de la pérdida de peso”, señala el profesor Brown.

Una pregunta inmediata: si los kilos de más se disipan mediante la respiración, ¿al respirar más rápido se pueden perder más kilos? La respuesta es no. En realidad, respirar más produce hiperventilación, que puede dar lugar a mareos, palpitaciones y pérdida de la conciencia.

Y otra curiosa pregunta que hacían a los autores de la investigación cuando explicaban sus resultados: Si quienes pierden peso transforman la grasa sobrante en CO2, ¿contribuyen al calentamiento global? Pues tampoco, explican los autores: “Esto revela conceptos erróneos preocupantes sobre el calentamiento global, un fenómeno que se debe a la liberación de los átomos de carbono atrapados bajo tierra en los organismos fosilizados. Los átomos de carbono que los seres humanos exhalamos regresan a la atmósfera después de unos pocos meses o años atrapados en los alimentos”, explica Meerman, que enseña la ciencia del cambio climático en las escuelas secundarias de Australia.

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