Por suerte no son muchos, pero sí que suficientes como para hacer una pequeña lista de aquellos artistas de música sureña que tuvieron algún percance serio con las autoridades. No simplemente ser detenidos, sino que además hubo un proceso judicial detrás que a algunos de ellos les llevó a acabar pasando una temporada entre rejas. Entre ellos se puede destacar a un cantante del que ahora en Nashville se habla mucho como Jelly Roll, que en su día tuvo una adolescencia problemática ya que con 16 años perpetró un robo para conseguir marihuana con un arma, por lo que fue acusado de robo con agravante y juzgado como un adulto pasando una temporada en prisión. Hoy en día todavía sufre por aquello ya que tiene problemas para conseguir ciertos trámites en su vida, aunque es uno de los personajes más aclamados por su historia de superación y redención en el entorno del country.
Otra persona que tuvo problemas por falsificar recetas de medicamentos fue la cantante Mindy McCready, a quien llegaron a arrestar en 2004, y tras serle impuestos tres años de libertad condicional y violar los términos de diferentes acuerdos con la justicia por conducir ebria entre otras cosas, sí que tuvo que pasar dos meses entre rejas. En 2013 se quitó la vida.
También Jeff Bates que estaba enganchado a la droga, y tras quedarse sin dinero empezó a robar hasta que fue detenido en 2001 e ingresó en una prisión. Hoy en día está limpio, vive en familia y tiene éxitos sonando en la radio de country.
Una de las historias más conocidas ha sido la Merle Haggard, que con una adolescencia complicada y pasar por diferentes centros de menores acabó encerrado en la cárcel californiana de San Quentin, por robos cometidos. Tras ver tocar en directo a Johnny Cash en 1958 quiso dedicarse a la música y desde entonces su carrera fue una de las más grandes de la historia de este género musical.
Otro mítico de la escena de artistas sureños con problemas fue David Allan Coe que en 2015 consiguió librarse la cárcel por su edad tras evadir impuestos y ser condenado a tres años. Pagó una multa por cobrar sus conciertos en efectivo durante varios años.
Al igual que Johnny Paycheck que también entró y salió de la cárcel en varias ocasiones, pero una de ellas fue la más grave de todas cuando en un bar de Ohio en los años 80 disparó a un hombre en la cabeza e hizo parecer que había sido un accidente, pero al final fue declarado culpable por agresión grave a otra persona.
En la actualidad hay un cantante como Morgan Wallen que también podría entrar en prisión porque en abril de este año tuvo un incidente en un bar de Nashville por causar un peligro imprudente lanzando una silla desde el techo del establecimiento, propiedad de Eric Church.
Pero el más llamativo de todos fue el caso de Spade Cooley, un artista de los años 50 que mató en 1961 a su esposa tras esta pedirle el divorcio con su hija presente. El crimen más potente que ha pasado en el country acabó con Spade Cooley entre rejas, aunque poco antes de obtener la libertad condicional para 1970 por parte del gobernador de California, murió de un infarto mientras actuaba en un concierto benéfico para el que se le había concedido un permiso especial.
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