Javier Sardá ha vuelto este fin de semana. Por un lado, en el recuerdo, gracias al regreso de Moros y Cristianos (ahora llamado Paranoia semanal, ahora en Antena 3, ahora presentado por Juan y Medio). Por otro lado, en persona, por el estreno de Dutifri (en Telecinco). En el primero, van y salen de contertulios Miguel Ángel Rodríguez, Salvador Sostres, Risto Mejide (para no perderse, la imitación de Latre en Channel nº 4), Lucía Etxebarría, Jorge Verstrynge (“militante de IU”) y una pelirroja guerrera subdirectora de ADN España y cuyo nombre no apunté, pa qué. Que me guarden las crías. Dioses, que diría mi adorada presidenta Roslin, a quién se le habrá ocurrido este guirigay con moscas (cojoneras y de las otras). Al formato Moros y cristianos había que añadir también el formato La Parodia nacional, por lo de las canciones. O sea, eso que siempre había querido ver. Y Urgencias (la duodécima) a las dos y media en La Primera (todavía no lo he visto así que no puedo decir si por lo menos empezó a la hora indicada; ya contaré, si no lo hace alguien antes).
Dutifri, pues ese tipo de programa en el que ves que el que lo está haciendo se lo está pasando en grande y a ti ni fu ni fa (cosa que me pasa, por ejemplo, con El Hormiguero). Ver a Loles León nada más empezar no fue una buena idea. Estaban en Manaos y, claro, es que yo en esa zona veo a Eleanor Parker en Cuando ruge la marabunta. Cualquier otra mujer resulta poca cosa. Loles vestida de leopardo (hasta los guantes) me parece un insulto. Vamos, pisando terreno que ha pisado antes una diosa (aunque lo pisara de mentira, eso me da igual). Desde luego que el programa mejoró con El Dioni, al que invitaron a Río de Janeiro para rememorar sus meses de lujo y desenfreno. Las reconstrucciones en limusina eran de chiste (contaba que cuando las chicas eran negras alquilaba una limusina blanca, y negra si las chicas eran blancas, y que las chiquillas eran como batidoras). Rememoró menos los momentos de detención y tortura en la comisaría donde estuvo nueve meses (de esto no hubo reconstrucción).
En una sucesión de lugares (iban y venían), Sardá se vistió y pintó de indio (con actuación como integrante de una tribu para unos turistas), se puso de corto y de portero con los chavales de la escuela del Sao Paulo F.C., pasó por las favelas de Río, hizo publicidad como si no la hiciera (de risa cuando en el Vaio se vio Lasminute.com, sitio al que luego llamaría por teléfono, y cuando se puso After Bite). Para un poco de televisión comparada, pensemos en Planeta finito y en Mi cámara y yo (cuando van al extranjero y hablan con españoles). No sé si Dutifri siempre será igual pero el primer programa fue un poco irregular. A veces era entretenido, a veces insoportable (la parte de Loles), a veces interesante, a veces zapineable. Pero habrá que ver más. Yo por lo menos no me hago del todo a la idea del programa. La audiencia, desde luego, no estuvo mal (en Antena 3 deben estar tronchándose con las marcas de La que se avecina). Y a final, a Loles León no se la comió un lagarto.
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