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Ciudades africanas: costosas y dispersas (1/3)

Ciudades africanas: costosas y dispersas (1/3)
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Por José María Mella Marques, Catedrático de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid y coordinador de la Red de Universidades AMENET (África, Mediterráneo y Europa, financiada por la Unión Europea-Programa Erasmus +).

 

En la mayor parte del mundo, como se sabe, las ciudades permiten aumentar la productividad, disminuir los costes y mejorar el nivel de vida, pero en África no sucede lo mismo, sino todo lo contrario. Las ciudades africanas soportan elevados costes de los alimentos, el suelo, la vivienda y los transportes. Estos costes son el resultado de la falta de políticas eficaces, débiles derechos de propiedad y baja capacidad de las empresas para producir bienes y servicios comercializables de modo competitivo.

La ineficacia política hace que las ciudades africanas estén congestionadas por una insuficiente inversión en medios de transporte, infraestructuras y equipamientos. Esta baja inversión en capital, en un periodo de rápida urbanización como el actual, provoca dicha congestión (o mejor, super-congestión) por falta de una planificación formal de viviendas conectadas a los puestos de trabajo y a los servicios. Sin desarrollo formal (faltan derechos de propiedad), los asentamientos informales, que son relativamente centrales y cercanos a los puestos de trabajo, crecen constantemente en población.

 

Es habitual que el retraso entre urbanización (llegada del emigrante del campo a la ciudad) y la inversión en vivienda pueda elevarse a 10 años. Un dato significativo es que el 60% de la población urbana africana vive en barrios de “chabolas”, porcentaje muy superior al 34% de otras regiones urbanas de Asia y/o América Latina. Sucede también que en los centros urbanos de las ciudades africanas predomina la vivienda informal o incluso es frecuente que los centros estén todavía sin construir de modo compacto, lo que implica pérdidas de tiempo en la movilidad y en la eficiencia empresarial, que repercute en un mal funcionamiento de las ciudades.

Los datos sobre África muestran que se está urbanizando, pero con mayores niveles de pobreza y menores niveles de renta per cápita que en otras regiones. África con un nivel de urbanización del 40%, presenta niveles de PIB per cápita muy inferiores a las restantes regiones del mundo con similares niveles de urbanización.

Por otra parte, las imágenes por satélite de las ciudades africanas confirman que la inversión en capital no sólo es baja en los centros urbanos, sino que decae rápidamente conforme se va hacia la periferia. Pero no solo las ciudades africanas presentan bajas dotaciones de capital, que afectan negativamente al crecimiento económico, sino que son ciudades territorialmente dispersas y difusas, carentes de adecuados sistemas de transporte, con movimientos pendulares casa-trabajo lentos y costosos, que dificultan el acceso al empleo de los trabajadores. Son ciudades, en realidad, fragmentadas y desconectadas, lo que implica que los ciudadanos no pueden comunicarse entre sí a distancias superiores a diez kilómetros e impide la formación de economías de escala. Al mismo tiempo, la fragmentación encarece los costes de infraestructuras, alarga enormemente los tiempos de desplazamiento al trabajo y a los servicios y dificulta las relaciones entre las empresas.

El alto coste de la vida hace que no sólo se vean afectadas las personas y los hogares, sino también las empresas, que están así obligadas a pagar mayores salarios, haciéndoles menos productivas y competitivas, limitándolas a producir bienes producidos y vendidos localmente, manteniéndolas fuera de los sectores de bienes y servicios comercializables nacional e internacionalmente.

En consecuencia, las ciudades sub-saharianas deberán hacer frente a los desmesurados costes y a las elevadas dispersiones, haciéndose más atractivas para los potenciales inversores. El futuro de África depende de sus ciudades. De ahí la urgencia de avanzar en las soluciones a los problemas planteados.

 

“La riqueza de las regiones” constituye un instrumento de comunicación e intercambio de ideas promovido por Asociación Española de Ciencia Regional (AECR). Para más información sobre la actividad de AECR visite su Página Web o síganos en FacebookLinkedin y/o Twitter.

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