No hubo grandes colas, ni horas de espera, ni aglomeraciones. La noche antes de la llegada del iPad a las tiendas fue una noche normal de jueves, con los bares llenos y las calles medio vacías. Era lógico. El invento de Apple, además de llevar varios meses en los medios de comunicación, ya se vendía en EE.UU, y nuestros tecnófilos más destacados no han podido esperar a que llegara a España. El viaje de cualquier amigo o pariente a Estados Unidos ha significado, durante largas semanas, una ocasión tentadora para encargar el dispositivo y tenerlo antes que nadie.
Las reservas vía web hicieron el resto. Otro buen puñado de “tequis” reservaron su unidad por Internet y, lo que son las cosas, algunos incluso empezaron a recibirlas dos días antes del “pistoletazo de salida” de hoy. Además, y para rematar, esta vez la distribución ha estado repartida: tiendas de Apple, grandes almacenes, cadenas de informática… En total 150 comercios repartidos en todas las grandes ciudades de España. Así que, nada de colas, lo cual no significa que no hubiera expectación, que sí que la hubo, y mucha.
Sin embargo, es hoy, y sólo a partir de ahora, cuando la tableta de Apple empezará a hacer grandes cifras en nuestro país, por lo que no están de más algunos consejos de primera hora, cosas que hay que saber para evitar malos entendidos y frustraciones. En primer lugar, no se precipite, no tenga prisa. Es muy posible que, si usted está entre los que han querido comprar su iPad el primer día, se haya encontrado con que no ha podido hacerlo.
Es normal, ya que la “primera oleada” de iPads que ha llegado a España ha sido limitada y el dispositivo, inevitablemente, estaba destinado a agotarse por completo pocas horas después de ponerse a la venta. Pero llegarán más, muchos más, y si tiene paciencia podrá tener su unidad en la mano en el plazo de pocos días, un par de semanas a lo sumo.
Si por el contrario es usted uno de lo que ha conseguido comprar uno, y llevarselo a casa, sepa que lo primero que tiene que hacer es no esperar que funcione como si fuera un ordenador, porque no lo es. Se trata del primer representante de una nueva generación de dispositivos, especialmente pensada para acceder a todo tipo de contenidos on line, y no a almacenarlos en el disco duro o a trabajar con ellos como haría con un portátil.
Para los que ya tengan un iPhone, las cosas serán más sencillas, ya que para poner en funcionamiento un iPad hay que dar exactamente los mismos pasos que con el mítico teléfono de la marca de la manzana. Es decir, conectarlo a un ordenador en el que esté instalado el programa iTunes. Es, obligatoriamente, a través de ese portal como podremos empezar a “llenar” nuestro iPad de contenidos: música, aplicaciones, y en general todo lo que tengamos ya en iTunes. Y es, también, a través de la conexión directa con el ordenador de casa, o con el portátil, como podremos introducir en su memoria todos los documentos personales (fotos, vídeos, películas) que queramos visualizar después en la tableta.
Otra característica que sorprenderá desde el principio, además de su diseño cautivador y del auténtico placer que supone tenerlo en la mano, es su increíble facilidad de uso. No hace falta saber nada de informática para empezar a disfrutar de un iPad. Cualquiera, desde los niños más pequeños a los más ancianos, podrá hacerlo con sencillez y de forma intuitiva. Para usar una aplicación no hay más que tocarla con el dedo, y se abrirá. Y con simples toques de uno o dos dedos cualquiera podrá ver un vídeo, navegar por internet, leer una revista o un libro, pasar fotos, ampliar textos e imágenes, etc etc. Es ese, precisamente, el secreto de su éxito.
Otra cosa. No es posible concebir un iPad sin tener una conexión a internet, ya sea fija o móvil. Existen seis modelos diferentes, con discos duros de distintas capacidades (16, 32 y 64 GB) y que se distinguen porque tres de ellos sólo pueden conectarse a internet vía WiFi, mientras que los restantes también pueden hacerlo por medio de las redes móviles. En este caso, podrá solicitar a su operador una tarjeta SIM especial para el iPad. Si su operador es Movistar, y ya tiene usted un iPhone, la operadora le facilitará de forma gratuita un duplicado de su tarjeta SIM para el iPad y no tendrá que contratar ninguna tarifa adicional de datos.
Todas las aplicaciones, o casi todas, que tenga ya compradas y funcionando en su iPhone pueden correr también sobre el iPad aunque, eso sí, aparecerán en el mismo tamaño que tendrían en el iPhone y en el centro de la pantalla de su tableta. También aparecerá un botón “x2” con el que es posible aumentar el tamaño de la aplicación, pero entonces ésta se visualizará algo peor. No sucede lo mismo, por supuesto, con las aplicaciones desarrolladas y pensadas para el iPad. En ese caso la calidad de las imágenes será inmejorable.
Teniendo en cuenta lo anterior, el consejo es no repetir en el iPad todas las aplicaciones que ya tengamos en el iPhone, sino sólo aquellas que realmente nos interesan. El resto, habrá que adquirirlas en iTunes entre las que están especialmente diseñadas para la tableta.
Como ya se ha dicho antes, el iPado no es un ordenador, y por tanto no es capaz de realizar muchas de las funciones a las que cualquier usuario está acostumbrado. Sin embargo, eso no quiere decir que no puedan desempeñarse con él las tareas más comunes. Como por ejemplo ver y editar textos, imágenes, tablas y gráficos, o preparar presentaciones.
Para ello, Apple ha puesto a punto una versión para iPad de su paquete ofimático iWork. Consta de tres programas, que se pueden comprar (a 7,99 euros cada uno) desde el propio iTunes: Keynote, Pages y Numbers. Con ellos se puede crear cualquier tipo de documento, o abrir otros que estén hechos con programas diferentes (como por ejemplo Office) y editarlos a placer.
Si ya tiene su iPad en las manos y tiene claro para qué podrá usarlo y para qué no, sólo le queda disfrutar del que es, sin duda, uno de los dispositivos electrónicos más novedosos de los últimos tiempos.
Tecnología José Manuel Nievesel