Durante los últimos cinco años, un número cada vez mayor de científicos ha venido atribuyendo las extrañas órbitas de los objetos más distantes del Sistema Solar a los efectos gravitatorios de un hipotético “Planeta 9”, aún no descubierto y que se encontraría en algún lugar más allá de Neptuno. Los movimientos observados en muchos objetos “transneptunianos”, en efecto, no podrían producirse tal y como los vemos sin la presencia de una fuente gravitatoria oculta. Y muchos piensan que esa fuente desconocida de gravedad es, precisamente, un nuevo planeta de nuestro sistema, un mundo que aún no hemos logrado descubrir.
Ahora, Jakub Scholtz y James Unwin, dos físicos de las universidades de Durham, en Reino Unido, y de Illinois, en Chicago, proponen una idea mucho más intrigante y que podría proporcionar una nueva forma de buscar el misterioso objeto: ¿Y si en lugar de un planeta de tratara, en realidad, de un pequeño agujero negro? Los investigadores acaban de publicar su estudio en arXiv.org.
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Ciencia