El descubrimiento de un extraordinario depósito africano de ámbar de 95 millones de años de antigüedad ha revelado a los científicos los secretos de un ecosistema del que formaron parte los dinosaurios. Insectos, arañas, hongos e incluso nuevas bacterias que, además, ofrecen valiosas pistas sobre el nacimiento y diversificación de las plantas con flores durante el Cretácico.
Un equipo de más de veinte investigadores acaba de publicar en la revista Proceedings of the National Accademy of Sciences (PNAS) el resultado de una serie de trabajos realizados en un depósito de ámbar de Etiopía, uno de los pocos que se conocen del antiguo supercontinente Gondwana, del que formaba parte nuestra Africa actual.
“Hasta ahora -afirma Paul Nascimbene, del Departamento de Zoología de Invertebrados del Museo Americano de Ciencias Naturales y uno de los autores del artículo- prácticamente no se habían encontrado yacimientos de ámbar del Cretácico del supercontinente Gondwana, en el hemisferio sur. Los depósitos más importantes de esa época habían aparecido en América del Norte y Eurasia”.
“Las primeras angiospermas, o plantas con flores -asegura por su parte Alexander Scmidt, de la Universidad alemana de Gottingen y autor principal de la investigación- aparecen y se diversifican en el Cretácico. Y su expansión cambió drásticamnete los ecosistemas terrestres. Los depósitos de ámbar etíopes arrojan luz sobre esta época de cambios”. Arriba, un helecho.
Otros miembros del equipo, por su parte, han descubierto en este yacimiento hasta 30 artrópodos diferentes atrapados en el ámbar, pertenecientes a trece familias de insectos y arañas. Los hallazgos representan, para muchos de ellos, las muestras fósiles más antiguas de que se dispone de una gran variedad de artrópodos, incluyendo avispas, polillas, escarabajos, arañas y toda una variedad de insectos raros y únicos.