Una nueva técnica de datación reduce el margen de convivencia de las dos especies humanas.
los hombres modernos llegaron a Europa, hace unos 45.000 años, no la encontraron vacía. Otra especie humana, en efecto, ocupaba el Viejo Continente desdedesde
mucho tiempo atrás, varios cientos de miles de años. Eran los hombres de Neanderthal. Nuestros antepasados, que entraron por el esteeste
, a través de los Urales, se diseminaron por el continente a lo largo de varios miles de años. Pero durante ese tiempo, algo sorprendente ocurrió.
A medida que el hombre moderno avanzaba, los neandertales desaparecían. Ayudó, por supuesto, el hecho de que en aquél momentomomento
tuvo lugar un periodo glacial, con el Polo Norte extendiéndose hacia el Sur hasta llegar a cubrir por completo de hielo Escocia y el norte de todo el continente europeo. Debió de resultar muy duro sobrevivir en esas condicionescondiciones
.
Huyendo del frío, ambas poblaciones, hombres modernos y neandertales, se fueron desplazando haciahacia
el sur. Y fue precisamente la Península Ibérica el «ultimo refugio» del hombre de Neanderthal antes de desaparecer. Lo cierto es que después de varios cientos de miles de años, y apenas unos pocos miles de años después de nuestra llegada, los neandertales desaparecieron para siempre. Lo cual sigue siendo uno de los mayores misterios sin resolver de la Paleontología.
Pero la cuestión central es que, de una forma u otra, las dos especies humanas «compartieron» continente durante varios miles de años. Y los investigadores se preguntan desde hace ya dos décadas si nuestros antepasados fueron, directa o indirectamente, los responsables de la extinción de esa «otra» especie inteligente. ¿Entraron los neandertales en contactocontacto
directo con nosotros? ¿Hubo alguna clase de intercambio cultural? ¿Combatimos contra ellos hasta hacerles desaparecer, o quizá acaparamos todos los recursos condenándoles a la inanición o, simplemente, nos adaptamos mejor al frío y solo nosotros sobrevivimos?
Sabemos que, antes de su entrada en Europa, nuestros antepasados sí que se encontraron con los neandertales, hace unos 60.000 años. Y más que eso, se cruzaron entre ellos y tuvieron descendencia. El resultado de esa hibridación es que, hoy, hasta un 4% del ADN de los europeos es de procedencia neandertal. Pero también sabemos que después de nuestra llegada las dos especies no volvieron a mezclarse. O por lo menos no queda en nosotros rastro genético alguno de esa mezcla.
Ahora, un grupo internacional de investigadores entre ellos varios españoles, ha ido un paso más allá y afirma que el hombre moderno y el de neandertal jamás llegaron siquiera a verse en la Península Ibérica. El estudio, que va en contra de la hipótesis más aceptada, acaba de publicarse en la revista «Journal of Human Evolution».
En declaraciones a la Agencia Efe, uno de los autores de la investigación, Alvaro Arrizabalaga, de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU), confirma los resultados ya obtenidos en otros países europeos (Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña), donde neandertales y humanos modernos «tampoco se vieron las caras».
Según este investigador, y en contra de lo que se pensaba hasta ahora, ambas especies no tuvieron contactocontacto
en Europa, a pesar de que sí que estuvieron presentes durante un tiempo en zonas distintas del continente.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores han puesto a punto un nuevo sistema de datación por radiocarbono, y han determinado que la desaparición de los neandertales en la Península Ibérica habría tenido lugar no hace 30.000 años, como se creía, sino hace 43.500, mientras que la entrada de los cromañones, nuestros antepasados, se habría producido hace 42.500. Lo cual reduce el periodo de posible «convivencia» a solo mil años.
Con estos datos en la mano, los científicos consideran muy improbable que hubiera contactocontacto
físico entre ambas especies en Europa Occidental, y mucho menos hibridación, algo que, sin embargo, sí que está totalmente demostrado hace unos 60.000 años en Oriente Próximo. En otras palabras, los humanos modernos que entraron en Europa venían ya «hibridados» de antes.
No obstante, los defensores de la cohabitación europea de neandertales y humanos modernos se aferran aún a un dato que impide rechazar «con total rotundidad» que ambas especies no llegaran a solaparse en el viejo continente.
Se trata de la existencia de una técnica de trabajo de los útiles de piedra denominada «chatelperroniense» que hace de «bisagra» entre el Paleolítico Medio y el Superior y cuya autoría en algunos lugares es atribuida a los neandertales pero que en otros se vincula a los humanos modernos.
Así las cosas, Arrizabalaga admite que, teniendo en cuentacuenta
estas circunstancias, la cronología deja «un margen apurado» para un posible solapamiento de cromañones y neandertales.
Además, recuerda que los resultados de este tipotipo
de investigaciones siempre son «provisionales», en tanto no se hagan nuevos descubrimientos, a pesar de que, en palabras del experto, en este caso «se trata una provisionalidad mucho más consistente que la de los que teníamos hasta ahora».
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