Hay muchas cosas que aún no sabemos del coronavirus. Y entre las múltiples sorpresas que nos depara cada día hay una que parece estar desafiando todas las reglas de la biología básica: pacientes infectados y con niveles extraordinariamente bajos de oxígeno en sangre, lo que se conoce como hipoxia, actúan sin embargo con total normalidad, respiran bien, charlan animadamente con el personal sanitario, gastan bromas y se perciben a sí mismos como personas sanas. Los médicos han acuñado un nombre para ellos. Los llaman, los “hipóxicos felices”.
En un comentario publicado hace apenas unos días en Science, se explica que hay un incomprensible desajuste entre lo que los especialistas ven en sus monitores “y la apariencia del paciente que tenemos delante”. El fenómeno, observado ya en distincos centros hospitalarios de varios países, ha llamado la atención de un grupo cada vez mayor de médicos que quieren averiguar cómo funciona y cómo se podría tratar esta extraña forma de hipoxia.
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Ciencia