El Carnotauro, un dinosaurio carnívoro de más de siete metros de longitud que vivió en lo que hoy es América del Sur a finales del Cretácico (hace unos 65 millones de años), era mucho más mortífero de lo que hasta ahora se creía. Esa es la conclusión de un grupo de investigadores de la Universidad de Alberta tras descubrir que el gran depredador poseía una descomunal musculatura posterior que le convertía en uno de los mayores corredores de su época. El estudio acaba de publicarse en PLOS One.
Se trataba, incluso antes de este descubrimiento, de uno de los depredadores más formidables que jamás hayan existido. Su gran tamaño y su formidable mandíbula hacían de este dinosaurio terópodo y dotado de dos pequeños cuernos, un adversario temible, capaz de dar caza y muerte a los grandes herbívoros que convivían con él. Pero El investigador Scott Persons ha dado un paso más al volver a examinar el molde del esqueleto de un Carnotauro en el Museo de Los Angeles.
"El músculo caudofemoral tenía un tendón que lo unía a los huesos superiores de sus patas -afirma Persons-. La combinación del gran tamaño de ese músculo con el tendón conferían al Carnotauro unas extremidades posteriores robustas, atléticas y capaces de proporcionar una gran cantidad de energía para la locomoción". En otras palabras, la flexión de este juego muscular entre la potente cola y sus muslos confería al Carnotaurus una gran potencia y velocidad en cada paso que daba.
En una investogación anterior, Persons ya había encontrado una estructura similar en el famoso Tyrannosaurus rex. "Hasta entonces -recuerda el investigador- la mayoría de los paleontólogos pensaban que la gran cola del Rex solo servía de contrapeso a su enorme cabeza".
Ahora, su examen de la poderosa cola del Carnotauro demuestra que los huesos a modo de costillas que recorren esa extremidad en toda su longitud servían en realidad para sujetar una potente musculatura capaz de dar un enorme impulso a sus patas durante una carrera.
Las simulaciones informáticas realizadas muestran cómo funcionaba este sofisticado mecanismo locomotor, y Persons asegura que muy ocos, o ninguno, de los dinosaurios que convivieron con el Carnotauro pudieron competir con él en velocidad. El análisis de Persons, sin embargo, ha encontrado una única desventaja. Y es que "la cola era rígida, algo que impedía al cazador realizar giros y cambios de dirección muy rápidos".
"Imagnine que es usted -continúa el paleontólogo- un pequeño dinosaurio herbívoro en las llanuras de la Argentina prehistórica, y que tiene la mala suerte de de estar siendo perseguido por un Carnotauro hambriento. Su mejor apuesta sería la de hacer un montón de fintas y giros rápidos, porque en una carrera en línea recta nunca podría vencer al Carnotauro".
Ciencia José Manuel Nievesel