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Blogs Las aventuras de una madre primeriza por Teresa Zafra

La toxoplasmosis

Teresa Zafra el

A estas alturas de la película, me imagino que todos habréis escuchado hablar alguna vez de la toxoplasmosis, esa enfermedad que nuestras abuelas ni conocían  y que en la actualidad hace que muchas embarazadas lloren por no poder comer jamón serrano.

Para los menos puestos, os aclaro que la toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa que en adultos se manifiesta de forma muy parecida a una gripe pero que, en caso de contraerse estando embarazada, puede causar graves daños al feto, provocándole incluso la muerte. Se transmite a través de las heces de animales (especialmente gatos), la tierra contaminada, los alimentos o agua en mal estado y la carne cruda, fundamentalmente la de cerdo.

Hoy en día con un análisis de sangre, las mujeres pueden saber si ya han pasado la enfermedad o no, con el fin de determinar qué precauciones deben tomar durante la gestación.

En mi caso, el análisis me confirmó que no he pasado la enfermedad y no puedo comer jamón. En realidad sí que puedo, si lo congelo previamente, el problema es que eso de congelarlo y comerlo en casa está muy bien en la teoría, pero en la prácitca cuando de verdad me apetece comerlo es cuando lo sacan en las bodas y en los bares, donde interpretan como una ofensa que preguntes si ha sido congelado.

Source: google.co.uk via Martin on Pinterest

 

No es sólo el jamón serrano, pero a mí es lo que más me duele. Tampoco puedo comer chorizo, salchichón, patés de hígado o carpaccio. ¿La buena noticia? Sí que puedo tomar sushi! El pescado crudo no puede transmitir la toxoplasmosis pero sí el famoso anisakis, pero, como supone un riesgo para toda la población, los restaurantes están obligados por ley a congelarlo antes de servilo, con lo cual, según palabras de mi ginecóloga, el pescado crudo no exite, son los padres. En serio, me dio permiso para comer sushi y yo con eso me consuelo por lo del jamón, ya que soy sushiadicta confesa.

 

 

De todas formas, por muchas precauciones que tomemos, el riesgo de contraer toxoplasmosis sigue estando ahí. Las medidas preventivas sirven para minimizar el riesgo, nosotros por ejemplo hemos comprado un centrifugador de lechuga para lavar bien la verdura cruda, incluso la que viene prelavada, pero a la vez somos conscientes de que no somos capaces de controlar la higiene de todo lo que comemos, sobre todo fuera de casa.

Al final de la historia, el riesgo de contagiarse de toxoplasmosis es como el de que te atropelle un autobús, puedes ir siempre por la acera y cruzar por los semáforos cuando corresponde, pero nadie te libra de la remota posiblidad de que un autobús se salte la luz roja o invada una zona peatonal. Sin embargo, a pesar del riesgo, la realidad es que al 99% de la gente que conocemos nunca les ha atropellado ningún autobús.

Mi conclusión: Precaución sí, obsesión no ¿Cómo lo veis?

Desde aquí mi más sincera enhorabuena a todas esas mujeres que tuvieron gatos en su infancia y pasaron la toxoplasmosis antes de su edad fértil. Mi amiga Pili (visita su blog!)  es una de ellas, y yo tengo la sospecha de que poder comer jamón ha sido un motivo determinante para que haya pasado por cinco embarazos y esté como una rosa!

Besos de parte de una madre precavida pero serena

 

 

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