Este viernes, a las 12:00 en la sede la UEFA en Nyon, ‘comienzan’ los cuartos de final de la Champions. Se sortean los emparejamientos de dicha eliminatoria. Real Madrid, Barcelona, Málaga, Bayern Múnich, Borussia Dortmund, Juventus, PSG y Galatasaray, las ocho ‘bolas’ del bombo. Sorteo puro, sin condicionante alguno, ni cabezas de serie. Morbo asegurado. Algo así como una tanda de penaltis metamorfoseada en un bombo y ocho bolas. No hay que engañarse. De ese sorteo depende bastante el porvenir de los equipos en la Champions. Una competición que se decide por detalles en el campo… y fuera de él. Sin el más mínimo ánimo de ofender a ningún equipo, no es igual unos cuartos de final contra el Bayern que frente al Galatasaray. Al menos, a priori.
Si un servidor fuera jugador del Real Madrid tendría claro que equipo querría de entre los siete posibles para cuartos: el PSG. Razones me sobran: cuentas pendientes de la década de los noventa, cuando los franceses se convirtieron en una mini bestia negra de los blancos eliminándoles durante dos años consecutivos, primero de la UEFA y luego de la extinta Recopa, con un equipazo comandado por Raí, Ginola y Weah. Ibrahimovic es baja para el partido de ida; y el sueco es medio PSG. Es un equipo hecho con mucho ruido y pocas nueves. Un viaje cómodo y corto a una de las ciudades más bellas de Europa. Y, por qué no, el morbo de ver a Cristiano y Mourinho, los deseados del jeque, en el ‘Parque de los Príncipes’. Ingredientes de todos los colores para hacer del Madrid-PSG una eliminatoria con mucho sabor.
Barça y Málaga, rivales españoles, cuanto más adelante mejor. Los alemanes, que no salgan ni en el ensayo previo, por si las moscas: el Madrid sólo ha ganado una vez en 24 partidos en tierras teutonas. La Juventus, por plantilla y uno por uno, no es mejor que los blancos, pero es un rival, que más allá de la Séptima, no se le ha dado habitualmente muy bien al conjunto de Concha Espina. Y el Galatasary, aunque suene a ‘Cenicienta’, no es el Apoel Nicosia de la pasada temporada. Tiene un once repleto de experiencia y calidad, con dos campeones de Europa en sus filas: Sneijder y Drogba. Y, sobre todo, no tiene nada que perder. Rival engañoso, cuidado.
Pero todo esto es hablar por hablar. Pasar el rato. Jugar a adivinos mientras llega el mediodía de mañana. La realidad será la que será. Y guste o no, el Madrid está capacitado para eliminar a cualquier rival y llegar a Wembley. Sólo el tiempo dirá si es así o no. Mientras tanto, soñar con los pies en la tierra está legitimado.
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