Hay futbolistas capaces de bailar con botas de tacos y espinilleras bajo unos calcetines hasta las rodillas. Son elegidos. O lo fueron. Di Stefano, Francescoli, Zidane, Valerón, Guti, Iniesta… y Özil, Mesut Özil: el futbolista en activo con más clase y elegancia en el planeta fútbol junto al de Fuentealbilla.
El alemán se dejó por fin la irregularidad, la candidez táctica y la botella de oxígeno en su periodo de asueto el pasado verano en Alemania y decidió convertir su tercera temporada en el Real Madrid en un curso de vals de nueve meses con tres lecciones por semana. Ayer, ante el Betis, otra clase magistral. Rematada con dos goles, por el mismo precio. Son ya 26 con la camiseta del Madrid; y casi 70 las asistencias. Sólo George Clooney en Ocean’s Eleven reparte tanto juego como él. El Özil ‘Guadiana’ es historia. Ahora ya sí que hablamos de un top mundial. Del verdadero heredero de Zidane. De un mago sin chistera y pierna zurda como varita mágica. De un pianista que toca con pies de seda.
No se si será esta temporada, la próxima, dentro de dos o vete a saber cuándo. Pero un día, cuando el mundo del fútbol deje de ser una tiranía ejercida ex aqueo por Ronaldo y Messi, el sucesor tendrá raíces turcas y pasaporte alemán: Mesut Özil. Ese futbolista que tiene un Balón de Oro entre sus piernas.
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