Decía en enero, que Marcelo era el mejor fichaje de invierno que podía tener el Madrid. Erré. Ha sido de primavera. Me he equivocado en tres meses. Lo admito. Aunque el brasileño y su dietista no han puesto mucho de su parte tampoco. Noventa días para perder cinco o seis kilos y ponerse en forma. Estresado no ha estado Marcelo, vaya. Por mucho que su fisionomía nunca le permita ser una persona magra, algo más de su parte debería poner para no ‘asustar’ a la balanza cada temporada. Pero bien. Agua pasada no mueve montañas. Lo importante, es que se ha subido al tren, aunque sea ya abril. Wembley y el Santiago Bernabéu son dos territorios que seducen a cualquier jugador del planeta. Con Marcelo, conquistarlos es más factible.
Y es que no quiero ser pesado. Pero sí. Marcelo es el mejor lateral izquierdo del mundo. Aunque, a veces, él se empeñe en quitarme la razón. Al 70% de su nivel, el que mostró ayer en La Romareda, es mejor que el 90% de los futbolistas que juegan en su puesto. Se presupone que para mayo, mes de ambas finales (si llega el Madrid a la de Wembley) estará todavía mejor. Motivos para la esperanza de la grey blanca.
TONELADAS DE TALENTO. Marcelo es un futbolista especial, que puede romper un partido cuando menos te lo esperas. Maneja un punto de ‘locura’ sobre el césped que le otorga al Madrid un factor sorpresa letal. Cada vez que pisa tres cuartos de campo, origina una zapatiesta macanuda. No hay otro como él desde Roberto Carlos. Y atrás, hace ya mucho tiempo que dejó de ser ese futbolista mollar que aterrizó en España con apenas 18 añitos. Mourinho debería meditar seriamente mantener a Coentrao en el once, aunque el luso esté en su mejor nivel desde que llegó al Madrid. Jugar sin Marcelo, sin el Marcelo de hoy, es darle ventaja al rival. Ahora ya sólo falta que Higuaín y Benzema despierten de la siesta. Vaya dos ‘perros’. Digo ‘gatos’. ¡Miaaau!
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