La dicotomía que la figura de Íker Casillas está creando entre la afición madridista ha llegado a límites surrealistas: actos de vandalismo gratuitos. El monolito que posee en Móstoles el portero del Real Madrid ha sido víctima del gamberrismo callejero (como se aprecia en la captura de TVE). La imagen de Casillas ha sido cubierta con pintura negra y sobre la misma, escrito con spray blanco, se puede leer un mensaje de ánimo hacia su vigente competencia en el equipo: “Aupa Diego L.” Además, sobre la piedra del monolito aparece una frase despectiva hacia el capitán del Real Madrid y de la selección: “Ahora ya es el mejor… portero de Pozuelo”.
La ‘agresión’ del monolito de Íker en su localidad natal es una grosería de muy mal gusto y de muy mala educación que no tiene ni pies ni cabeza. Puedes tener más o menos simpatía por el portero blanco, pero la ‘cobardía’ de destrozar porque sí un monumento en su honor, además de estúpido, es de seres pocos inteligentes. De comportamientos animales más que humanos. El Madrid se juega en los próximos siete días pasar a la final de la Champions, once años después, y pelear por la ansiada Décima. En vez de estar ilusionado por ello, hay ‘madridistas’ que se aburren tanto que no tienen otra cosa que hacer que expresar sus diferencias personales con el portero del Real Madrid de un modo primitivo y salvaje. ¡Cuánto ganso suelto!
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