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Trump y bin Salman en la Casa Blanca

Bin Salman (i), Trump (d), Casa Blanca, Washington, D.C., EE. UU., 18 de noviembre de 2025.
Jorge Cachineroel

NB: Este artículo fue publicado anteriormente en El Economista.

El Economista, 1 de diciembre de 2025, p. 33.

El presidente de Estados Unidos (EE. UU.), Donald J. Trump (DJT), recibió al príncipe heredero del Reino de Arabia Saudí (RAS), Mohammed bin Salman (MbS), en la Casa Blanca el 18 de noviembre de 2025.

La reunión confirmó que Riad vuelve a ser fundamental para la estrategia regional de Washington en Oriente Próximo, a la vista de los cinco asuntos principales que ambos dirigentes y sus equipos respectivos abordaron, algunos con más discreción que otros.

EE. UU. y RAS subrayaron su compromiso con el reforzamiento de la cooperación en materia de defensa y seguridad, que comenzó hace 80 años, y con el fortalecimiento de la disuasión en Oriente Próximo, mediante la firma de un acuerdo estratégico de defensa histórico.

Este entendimiento incluyó un importante paquete de venta de material de defensa estadounidense para RAS, que incluye 300 tanques y la entrega futura de aviones de combate F-35 estadounidenses.

No obstante, estos F-35 estarán equipados para la Fuerza Aérea saudí en un escalón por debajo de los que EE. UU. entrega al Estado de Israel en lo que se refiere a sus capacidades de guerra electrónica y a los misiles que portarán.

MbS anunció en la Casa Blanca que RAS aumentará sus inversiones en EE. UU. hasta los $1.000 millones, lo que refleja la profundización de la confianza de RAS en EE. UU. bajo el liderazgo del presidente Trump.

Las áreas más importantes de dicha apuesta saudí en suelo estadounidense son los minerales críticos, la inteligencia artificial y la energía nuclear de uso civil, lo que no esconde la ambición de RAS de convertirse en una potencia nuclear regional.

MbS le dijo a DJT que está dispuesto a trabajar para que RAS se sume a los Acuerdos de Abraham y establezca relaciones diplomáticas con el Estado de Israel, siempre que se ofrezca un camino para la creación de un Estado palestino, aunque sin más concreciones.

Netanyahu (i), bin Salman (d).

Este proceso de acercamiento entre RAS e Israel estaba muy avanzado el 7 de octubre de 2023, cuando la respuesta de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) al asalto terrorista de Hamás contra la población del sur de Israel lo interrumpió.

Ambos países se vieron forzados entonces a paralizar un esfuerzo de años, gracias al cual llevaban estrechando una colaboración discreta en áreas que incluían la seguridad, la defensa y la lucha contra el terrorismo yihadista.

Obtuve una respuesta positiva”, dijo DJT sobre el reconocimiento del Estado de Israel por parte de RAS.

MbS contestó con un “(q)ueremos formar parte de los Acuerdos de Abraham y “acordamos que vamos a trabajar en ello para asegurarnos de que podemos preparar la situación adecuada lo antes posible”.

DJT y MbS conversaron asimismo sobre el futuro de la Franja de Gaza, como complemento a lo anterior, y RAS participará en el esfuerzo de pacificación de esta, con el despliegue de sus Fuerzas Armadas como parte del contingente internacional que allí se asiente.

RAS será también un inversor destacado en el proceso de reconstrucción de Gaza.

Por último, MbS trasladó un mensaje de Irán a DJT, dado que su visita a Washington tuvo como precedente una carta que el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, había enviado previamente a MbS.

Bin Salman (i), Pezeshkian (d).

Durante el encuentro con los periodistas el 18 de noviembre en la Casa Blanca, DJT dijo que “(e)stamos hablando con ellos (Irán) y hemos iniciado un proceso.

Por su parte, MbS declaró que “(h)aremos todo lo posible para ayudar a alcanzar un acuerdo entre EE. UU. e Irán, (…) (ya que) es bueno para el futuro de Irán llegar a un buen acuerdo que satisfaga a la región, al mundo y a EE. UU.

MbS está mediando entre Teherán y Washington, a pesar de que el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Esmail Baqaei, desmintió al día siguiente esas declaraciones y afirmó que no existía ningún proceso de negociación con EE. UU.

Esta aproximación de Irán a EE. UU. es entendible después de que Teherán haya admitido por fin que sus 20.000 centrifugadoras están en ruinas y que el proceso de enriquecimiento de uranio está detenido desde el ataque estadounidense-israelí de junio de 2025.

Aquella operación militar conjunta estadounidense e israelí fue un éxito estratégico, que destaca aún más esa admisión sorprendente de la enormidad del fracaso de Teherán, cuyo daño recibido fue algo más que “superficial”, como dijo el régimen iraní entonces.

Los servicios de Inteligencia de numerosos países de la región y de potencias globales identificaron hace meses que el ataque de Israel y de EE. UU. destruyó las instalaciones del programa nuclear iraní de forma tan completa que las dejaron cubiertas de escombros.

Planta de enriquecimiento de uranio de Fordow, Irán, 22 de junio de 2025.

El régimen iraní reconoce que no podrá desenterrar las plantas destrozadas, ni construir instalaciones nuevas y más profundas para su programa nuclear porque le llevaría años y le costaría una fortuna.

El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, ha llegado a la conclusión de que Irán no podrá prevalecer en una confrontación directa contra Israel.

El papel de RAS en Oriente Próximo aumenta en importancia, lo que EE. UU. le reconoce, y se puede permitir el lujo de abogar por una solución diplomática entre su rival histórico, Irán, su aliado de décadas, EE. UU., ahora reforzado, y su vecino por reconocer, Israel.

 

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