En la última edición del Campeonato de España de Pote Asturiano, un concurso que se celebra en el Parador de Cangas del Narcea y que tengo el honor de presidir desde su primera edición, el ganador fue el presentado por SidrerÃa Alterna alternasidreria.com de Oviedo, un sitio que no conozco aún pero donde, por la calidad de su pote, estoy seguro de que se come muy bien. El segundo premio fue para EL TORNEIRO eltorneiro.com, un restaurante y hotel rural de cinco habitaciones en Villayón, en el interior del Occidente asturiano. Aunque en cualquier rincón de Asturias se hacen buenos potes, personalmente siempre me han gustado más los de esa zona occidental, sin apenas fabas o incorporando las pintas, autóctonas de la zona, y bastante patata. Eso es lo que hace Mirta RodrÃguez en El Torneiro, con una peculiaridad importante: en lugar de berzas utiliza rabizas (o nabizas), las hojas del nabo. Aunque también son hojas del nabo, no hay que confundirlas con los grelos. Las nabizas son las primeras hojas, pequeñas y muy tiernas. Los grelos las hojas más grandes que se recogen cuando la planta ya ha crecido.
Hasta que se celebró el campeonato no conocÃa El Torneiro, pero me gustó tanto su pote que en junio me acerqué a conocerlo. Y estos dÃas he regresado a comerlo de nuevo porque de verdad vale la pena. Villayón está a algo menos de media hora de Navia, por una carretera a la asturiana (ya saben, llena de curvas, aunque esta es bastante ancha para lo habitual) que sigue el curso del rÃo Navia y bordea el embalse de Arbón (a ver lo que dura) por un precioso paisaje de media montaña. A sólo tres kilómetros están la cascadas de Oneta, un espectacular paraje natural. En un extremo del pueblo está esta casa, un sitio modesto que a mediodÃa está llena de trabajadores de la zona en busca de su menú del dÃa.
El pote lo hacen todos los domingos, pero puede pedirse al reservar mesa. Obviamente es el protagonista, aunque el resto de platos de la carta están francamente bien. Sopera al centro de la mesa para servirse a placer, con una cantidad que resulta casi imposible de acabar. Rabizas, patatas y algunas, pocas, fabas. BuenÃsimo el guiso. El compango se sirve en una fuente aparte. Con otra peculiaridad propia de la zona: a la buena morcilla, al chorizo y al tocino se suman oreja de cerdo y el tradicional chosco de Tineo. Este chosco, apenas conocido fuera de esa zona, es un embutido elaborado a base de cabecero de solomillo y lengua de cerdo. Antiguamente era muy basto, pero ahora se hacen algunos de gran calidad. Un señor compango, sólo apto para estómagos fuertes pero estupendo.
En la breve carta también hay fabada. Pero habiendo pote yo lo tengo muy claro asà que se quedó sin probar. Sà probamos una cecina que hacen de sus propias vacas, rica y bien cortada, con unas rodajas de buen tomate de su huerta por encima. Y hay otro plato enraizado en la tradición del suroccidente asturiano que en El Torneiro hacen francamente bien: el repollo relleno. Hojas de repollo que envuelven una carne picada con bechamel. Hay que probarlo. Y durante la temporada veraniega, el rollo de bonito, plato más de la costa que del interior pero que aquà hacen muy bien, jugoso, con una buena salsa de tomate y, sobre todo, sabiendo a bonito, algo que no siempre ocurre, enmascarado el pescado por salsas potentes.
Salvo ese rollo de bonito, en esta asa no hay pescado. Sà buenas carnes. La carrillera de cerdo está francamente buena, la carne asada es muy notable y las albóndigas estupendas. Hay también entrecot y chuleta de vacuno mayor (de su propia ganaderÃa) y el inevitable e invasivo cachopo de ternera en dos versiones: con cecina y queso tres leches o con jamón y queso de Abredo. En fin. Todas las carnes acompañadas con patatas caseras bien fritas, de esas que uno se comerÃa un saco. También las ofrecen simplemente con unos huevos fritos de gallinas del pueblo.
Parece difÃcil pero conviene dejar un hueco para el postre. El arroz con leche (no requemado), el requesón con miel y el flan de queso, las tres únicas opciones, están a cuál mejor. Donde no esperen mucho es en el capÃtulo de vinos. Muy pocos y muy básicos. La próxima vez, que será pronto, voy a proponer a Mirta, la propietaria, que me deje llevar los mÃos. Es el único hándicap de una casa donde se come francamente bien y con precios de esos que van desapareciendo. El pote a 13,50 euros, el repollo (cuatro unidades de buen tamaño) 14,50, lo mismo que el rollo de bonito, las albóndigas a 9,50, y los postres a 4. El viaje a Villayón merece mucho la pena.
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