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Blogs El blog de Federico Ysart por Federico Ysart

Trump, Podemos y la prensa

Federico Ysart el
T. Jefferson

Los populismos no distinguen entre integristas y revolucionarios; ambos son tal para cual, como demuestran los enfrentamientos con la prensa del extraño presidente norteamericano y aquí de los no menos estrafalarios podemitas.

Los populistas acosan acá y allá al periodista que no transmite la consigna con la pulcritud e inmediatez que  hacen los tuits y wasap con que los nuevos dictadores pretenden relacionarse directamente, sin molestos intermediarios.

Poco importa que nuestra Constitución reconozca el derecho a comunicar libremente información veraz por cualquier medio y afirme que ese derecho no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa. O que la norteamericana, en su primera disposición adicional, ammendement , disponga que el Congreso no podrá limitar la libertad de expresión ni de prensa.

Para el populista las libertades no pueden entorpecer la marcha hacia un mundo nuevo; su disfrute ha de estar al servicio de más altos intereses.

El problema reside en la debilidad interna de estos osados asalta caminos; no confían en sus propias capacidades para arrastrar tras de sí a unas sociedades que en el fondo desprecian. Temen a la opinión pública, a la gente capaz de pensar cuando está informada; a la libertad. Lo suyo es el mitin o la asamblea desarticulada; la democracia representativa, puro objeto de asalto y derribo.

La cosa viene de lejos. Hace doscientos veintiocho años, cuando el mundo comenzó a vivir una nueva era, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, y de la democracia moderna, dejó escrito:

Ya que nuestra forma de gobierno está basada en la opinión pública, nuestro principal objetivo debe ser mantener ese derecho (dar a la gente información completa); y si dependiese de mí decidir si deberíamos tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no vacilaría un instante en preferir lo último.”

Justamente lo contrario de lo que impulsa a los retrógrados empeñados en detener la marcha de las agujas del reloj de la Historia. Uno, poniendo puertas al campo, los otros asaltando los campos.

Política

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