Federico Ysart el 07 mar, 2017 T. Jefferson Los populismos no distinguen entre integristas y revolucionarios; ambos son tal para cual, como demuestran los enfrentamientos con la prensa del extraño presidente norteamericano y aquí de los no menos estrafalarios podemitas. Los populistas acosan acá y allá al periodista que no transmite la consigna con la pulcritud e inmediatez que hacen los tuits y wasap con que los nuevos dictadores pretenden relacionarse directamente, sin molestos intermediarios. Poco importa que nuestra Constitución reconozca el derecho a comunicar libremente información veraz por cualquier medio y afirme que ese derecho no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa. O que la norteamericana, en su primera disposición adicional, ammendement , disponga que el Congreso no podrá limitar la libertad de expresión ni de prensa. Para el populista las libertades no pueden entorpecer la marcha hacia un mundo nuevo; su disfrute ha de estar al servicio de más altos intereses. El problema reside en la debilidad interna de estos osados asalta caminos; no confían en sus propias capacidades para arrastrar tras de sí a unas sociedades que en el fondo desprecian. Temen a la opinión pública, a la gente capaz de pensar cuando está informada; a la libertad. Lo suyo es el mitin o la asamblea desarticulada; la democracia representativa, puro objeto de asalto y derribo. La cosa viene de lejos. Hace doscientos veintiocho años, cuando el mundo comenzó a vivir una nueva era, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, y de la democracia moderna, dejó escrito: “Ya que nuestra forma de gobierno está basada en la opinión pública, nuestro principal objetivo debe ser mantener ese derecho (dar a la gente información completa); y si dependiese de mí decidir si deberíamos tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no vacilaría un instante en preferir lo último.” Justamente lo contrario de lo que impulsa a los retrógrados empeñados en detener la marcha de las agujas del reloj de la Historia. Uno, poniendo puertas al campo, los otros asaltando los campos. Política Tags jeffersonlibertad de prensaPodemosTrump Comentarios Federico Ysart el 07 mar, 2017