La vicepresidenta parece empeñada en arruinar a las empresas españolas. Ahora haciéndolas pagar más a cuenta del impuesto de sociedades. Un “pequeño esfuerzo”, ha dicho. ¿Sabrá la ministra el efecto de la falta de liquidez que generará ese drenaje?
Muy brevemente: pierden liquidez estructural por lo que las agencias de rating y analistas empeoran sus evaluaciones de riesgo, por tanto la financiación, incluso a corto plazo, les saldrá más cara si es que la consiguen, con la consiguiente reducción de beneficios -o salto a las pérdidas-, y menores impuestos -o ninguno- el ejercicio siguiente. Brillante.
La idea no se le ocurre ni al que asó la manteca. Alguna empresa habrá que se haga la foto solidaria, pero el efecto de su aportación será prácticamente despreciable, peanuts, si los beneficios vienen de fuera. Pero los medianos, los empresarios que respiran medio año gracias a la caja que guarda el resultado de su actividad no tendrán otra que salir en busca de dinero con la misma diligencia con que Diogenes buscaba con su linterna un hombre justo.
Por si fuera poco, suena a timo pedir esto cuando las administraciones públicas pagan cada día con mayor retraso. Incluidas las devoluciones del IRPF correspondientes al ejercicio del 2010, como hace una semana apunté aquí mismo.
Se le perdonó lo de los brotes verdes que soñó hace dos años -¡mayo del 2009!- y todo lo demás, como que España estaba saliendo de la crisis en febreo de este mismo año… En fin, si nunca ha dado una, nos saldría mejor que se fuera de vacaciones.
PolÃtica
