Vaya por delante que estoy aburrida y harta de las falacias de los antitaurinos, de sus descalificaciones e insultos, tipo “asesinos”. Y vaya por delante que lo único que “elogio” de los animalistas es su capacidad de organización, esos lobbies de tres que siembran más ruido que nueces, pero que cosechan sus particulares frutos y a los que consienten que nos ninguneen en el umbral de una plaza de toros mientras un torero se la juega.
Escribo estas líneas a raíz de la supresión de la página de Toros para Niños en Facebook. Los responsables de esta red social mundial han argüido a sus creadores (Cultoro) que “incumplen las normas de publicación”. Por parte de Cultoro avisan que tomarán medidas legales. Justicia y sensatez se pide, pero no sólo en este caso, sino también con otras prohibiciones en la red, como Youtube, que en un contrasentido de doble moral ha suprimido las faenas con sangre del toro y ha mantenido las cornadas con la sangre del torero… “Hace dos meses el portal vio cómo Youtube amenazaba con eliminar su cuenta de vídeos por idéntico motivo, cuando en la propia red pueden encontrarse vídeos de ejecuciones públicas y muertes en directo que, sin embargo, no “incumplen” las condiciones”, dicen los administradores de Toros para Niños.
Parece que el “señor” Facebook se amedrenta ante los animalistas por esa doble moral de ser o parecer. Debe parecerle mal que miles de niños ejerzan su afición, su libertad y su derecho a disfrutar y sentir el toreo, una actividad cultural y un arte protegido, como recoge la Constitución en su artículo 20.
En cambio, a “don” Facebook debe parecerle “guay” la página ¿Toros para niños?, dedicada a denunciar “el obsceno interés que ciertos adultos tienen en que sus hijos perpetúen las crueles tradiciones en las que ellos participan. Denunciamos la web www.torosparaniños.es y demás tentativas de fomentar la crueldad hacia los demás animales”.
En una de las noticias que cuelgan en su perfil (apoyado por 2.389 personas cuando escribo este post), critican la maravillosa iniciativa de El Juli, que hizo un tentadero para niños en la plaza de Olivenza y, ante la pataleta animlista, colgó el cartel de lleno hasta la bandera. O sea que, en esa sola actividad, ya se superó en más del doble a los antis que censuran los Toros para Niños. Escriben aquellos en el facebook: “El “calzador” es el DINERO PÚBLICO, el de todos, el NUESTRO… sin ese calzador, el matarife este y todos los demás estarían picando piedra y descubriendo así lo que es ganarse la vida honradamente”. Por favor, señores antis, no den clases de honradez a quien se gana la vida honradamente y que ha vertido su sangre en el ruedo.
Facebook habrá cerrado Toros para Niños, pero no podrán cancelar la afición de tantos chiquillos que sueñan con ser toreros y que admiran profundamente a sus héroes de luces, hombres con valores de amor y sacrificio, de esfuerzo y verdad, valores inconquistables para muchos. Como decía un veterano y popular maestro, a los animalistas sólo les deseo una cosa: que Dios les dé un hijo torero.
Otros temas Rosario Pérezel