«Ese “mushasho” de Cantillana puede ser figura del toreo, porque yo he visto en él algo que me parece muy importante: mira a los toros de arriba abajo; cuando los toreros miran a los toros de abajo arriba, malo». Lo dijo Pepe Luis Vázquez. Y el «mushasho» de Cantillana no era otro que Manuel Ruiz «Manili».
«¡Que viene Manili!», retumbaba en Las Ventas en 1988. El 18 de mayo se entretuvo en cortar una oreja a su lote de Miuras, «Choricero» y «Londrito». Dos noches se quedó sin dormir el Tigre, que luego mataría camadas casi enteras del hierro de Zahariche. A partir de entonces, comenzó a ver el dinero… «En Sevilla me querían y cuajé tardes importantes, pero Madrid es la que da caché y alza a los toreros».
La plaza capitalina y los toros de la A con asas le colocaron «en primera línea». Lo esencial: el valor. Su definición: «Consiste en tener confianza en sí mismo, en conocer bien lo que se tiene entre las manos, en ir mentalizado a la plaza. Si vas muerto a la guerra, mejor quédate en casa. Hay que decir siempre p’alante. Y arrear más que nadie».
Y mirar los toros de arriba abajo. Si no, malo… Palabra de Manili y del inolvidable Pepe Luis, que un día pego un repaso al Tigre de Cantillana en un tentadero miureño.
(La contemplación de los ojos)
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