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Increíble pero cierto: Jiménez Fortes sufrió una cornada en la pierna mientras toreaba el pasado fin de semana en Marbella y no se enteró hasta que llegó al hotel.
Al desprenderse del vestido purísima y oro, el hilo de sangre «avisó» del percance, del que tuvo que ser operado en una clínica de la citada localidad malagueña. .
Con la carne rota pero sin un solo gesto de sufrimiento, el valerosísimo matador se entretuvo en cortar tres orejas y en salir a hombros.
«¿Cómo es posible eso?», me pregunta un vecino al leer la noticia en ABC. «¡Ese tipo es un máquina! Si me cortó con la cuchilla y ya me quejo. ¿Cómo no se iba a dar cuenta?»
Cosas de toreros, cosas de hombres con un umbral del dolor alejado del resto de los mortales.