Bieito Rubido el
Los ruidosos terminan siendo inocuos. Cuando dices y escribes de más, acabas metiendo la pata. Entre los muchos enemigos del infeliz Puigdemont –además del Estado de Derecho, la democracia, el sentido común, sus fabulaciones y la decadencia social de su entorno– destaca su irrefrenable verborrea. Sermonear sin límite. Esa pasión por hablar para no decir nada le traicionó el martes,…Otros temas