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Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

Guerra de narrativas en Camboya (1)

Emilio de Miguel Calabiael

Camboya ha tenido una de las historias políticas más agitadas de la segunda mitad del siglo XX. En octubre de 1945, una vez que la II Guerra Mundial hubo terminado, Japón devolvió el país a Francia, que intentó gobernarlo como si los cuatro años de ocupación japonesa no hubiesen sucedido. Pero las cosas sí que habían cambiado y con una revolución en ciernes en Vietnam, los franceses tuvieron que otorgar a Camboya en enero de 1946 una amplia autonomía y permitir una cierta democracia. En mayo de 1947 se proclamó la Monarquía constitucional y comenzó una guerra sorda entre el Rey Norodom Sihanouk, que tenía más claro lo que es el poder que lo que es la democracia, y el Partido Demócrata del Príncipe Sisowat Yuthevong que auspició la Constitución de 1947 que establecía un régimen parlamentario en el que la Asamblea legislativa tenía más poderes que el Rey. La cohabitación entre los demócratas y Norodom Sihanouk siempre fue difícil.

En noviembre de 1949 Francia otorgó a Camboya la independencia dentro de la Unión Francesa, un invento francés para mantener su imperio en Indochina concediendo una independencia descafeinada a sus componentes. Camboya recuperó la gestión de su Administración, pero tuvo que aceptar que Francia siguiese ejerciendo bastante control sobre el sistema judicial, las finanzas y las aduanas, así como sobre las operaciones militares. En el terreno de las relaciones internacionales, Camboya tenía que coordinar su política exterior con el Consejo Supremo de la Unión Francesa, nombre rimbombante que apenas ocultaba la realidad de que era Francia quien dirigía la política exterior camboyana.

A Sihanouk aquello de la democracia y de que las elecciones las ganase el Partido Demócrata le llevaba por la calle de la amargura. Aplicando lo de “divide y vencerás”, convenció a los franceses para que liberasen al líder nacionalista Son Ngoc Thanh y le permitiesen volver a su país. Su objetivo era que los demócratas se encontrasen con un rival. Pronto descubrió que si los franceses habían tenido encarcelado a Thanh era por algo. Apenas hubo regresado a Camboya, Soc Ngoc Thanh comenzó a hacer campaña por la plena independencia de Camboya y la retirada de las tropas francesas. Lo malo es que creó un estado de ánimo tal que si no se conseguía la independencia rápidamente, existía la posibilidad de que buena parte de la opinión pública se pasase a su bando.

En junio de 1952, Sihanouk se cansó de todas aquellas pamemas democráticas. Disolvió el gobierno y suspendió la Constitución y se proclamó Primer Ministro. A comienzos de 1953 declaró la ley marcial y disolvió la Asamblea Nacional, que reemplazó por un Consejo Asesor, compuesto por consejeros del tipo de “sí-señor” y presidido por su padre Norodom Suramarit. Lanzó entonces una cruzada por la independencia plena de Camboya. Ése había sido su objetivo desde finales de la II Guerra Mundial. Por otra parte, sabía que si no enarbolaba la bandera de la independencia corría el peligro de que Son Ngoc Thanh le moviese la silla.

En otros momentos oponerse abiertamente a los franceses habría sido un peligro, pero la situacion militar en Indochina se les estaba poniendo color de hormiga y no era cuestión de buscarse más problemas, deponiendo a un Rey toca-narices. El 3 de julio de 1953 Francia declaró su disposición a conceder la plena independencia a Camboya, Laos y Vietnam. El 9 de noviembre de 1953 Camboya logró la independencia de Francia.

El éxito de la independencia se le subió a la cabeza a Sihanouk. Organizó un referéndum el 7 de febrero de 1955 para que el pueblo camboyano refrendase sus políticas. Como se sabe, los referenda en los regímenes autoritarios sirven para que el pueblo muestre su inquebrantable adhesión al régimen. Este referéndum pienso que además tenía otra función muy acorde con la personalidad de Sihanouk: quería comprobar que su pueblo realmente le amaba. La propaganda previa al referéndum fue precisamente: “Si amas al Rey, papeleta blanca; si no amas al Rey, papeleta negra”. El blanco, por cierto, en Camboya se asociaba con la pureza y con la religión budista.

El referéndum fue la farsa que cabía esperar. En los colegios electorales, la policía entregaba a los votantes una papeleta blanca y otra negra y exigían que delante de ellos rompiesen la que no fuesen a utilizar. Así, como que daban pocas ganas de utilizar la papeleta negra. Los resultados fueron los esperables: 925.667 votos blancos y 1.834 negros. Mas de cien votos negros procedían de una población próxima a la frontera vietnamita. La versión oficial fue que guerrilleros comunistas del Vietminh habían cruzado la frontera para votar. Lo triste es que la población camboyana era abrumadoramente monárquica y que en todo caso Sihanouk hubiera ganado el referéndum por goleada, sin necesidad de triquiñuelas.

Reconfortado por el apoyo de su pueblo, Sihanouk abdicó el 2 de marzo, entregando el Trono a su padre, y se convirtió en “el ciudadano que fue Rey”. Fue una jugada que pilló a todos por sorpresa, comenzando por la familia real. Sihanouk era muy histriónico y creo que para él, parte del encanto de la decisión, residía en haber sorprendido y desconcertado a todo el mundo. La abdicación puede explicarse porque Sihanouk quería enfangarse en el juego político y entendía que la Corona era una traba y podía invitar a que otros tratasen de relegarle a un papel puramente ceremonial. Lo contradictorio es que Sihanouk seguía extrayendo buena parte de su legitimidad del hecho de haber sido Rey.

El 24 de marzo fundó el Sangkum Reastr Num (Comunidad Popular Socialista-SRN). El Sangkum respondía a un ideal que Franco habría entendido bien: la democracia orgánica, todo el pueblo cohesionado en torno a su líder, sin partidos políticos que dividen a la comunidad nacional y dejan el poder lleno de cáscaras de pipas y palomitas caídas. Ideológicamente era un conglomerado difícil de entender. Lo de “socialismo” estaba en el nombre porque era un palabro que sonaba bien y se prestaba a eslogans muy chulos. Por lo demás el movimiento estaba a favor de la triada que definía el país “monarquía-nacionalismo-budismo theravada”. Tenía, además, un venero nacionalista que extraía su ser del recuerdo de las glorias del imperio de Angkor. En última instancia todo giraba en torno a Sihanouk.

La abdicación y la creación del Sangkum dicen mucho sobre la personalidad de Sihanouk. Sihanouk era un hombre muy inteligente, pero también muy vanidoso. Era el narcisismo hecho persona: todos sus movimientos políticos, siempre giraron en torno a lo que de verdad le importaba: él mismo. Le encantaban la apreciación y sentirse querido. Tenía temperamento de artista; la disciplina y el atenerse a normas le rechinaban. Pienso que una de las razones por las que abdicó fue liberarse de las ataduras que implica la condición de monarca constitucional. Sihanouk, además, había llegado a convencerse de que él encarnaba a Camboya. De hecho, la Monarquía constitucional y su supervivencia eran secundarias para él. Él estaba por encima de la Monarquía, lo que resulta gracioso, toda vez que si estaba en el puesto en el que estaba había sido gracias al hecho de ser Rey.

Los años del Sangkum fueron años de cierto desarrollo económico con una fuerte intervención estatal. Sihanouk estaba en todas partes, inagurando escuelas, presas, fábricas, hospitales, y dando discursos interminables. Eran actos en los que Sihanouk se veía como la encarnación de Camboya, recibiendo el amor de sus hijos, y en los que podía mostrar la unidad del pueblo camboyano en torno a su líder.

 

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