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Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

Cachemira (4)

Emilio de Miguel Calabiael

(Bandera de Jammu-Cachemira

En septiembre de 1996 hubo otra vez elecciones. Un indicio de lo caldeado que estaba el ambiente es que 567 personas fueron asesinadas durante la campaña electoral. La Conferencia Nacional consiguió 17 escaños más de los que tenía, casi los mismos que perdió el Congreso Nacional indio (19) y el nacionalista BJP reforzó su presencia con seis escaños más y situándose un escaño por encima del Congreso Nacional Indio. Farooq Abdullah recuperó el puesto de Ministro Principal, mientras el Presidente indio terminaba con su mandato directo sobre la región.

En 1999 la India y Pakistán combatieron nuevamente a propósito de Cachemira en una de las guerras que ha tenido lugar a mayor altitud. El desencadenante de la guerra fue la infiltración de tropas pakistaníes en el distrito de Kargil, en la parte al otro lado de la Línea de Control que estaba controlada por la India. La guerra duró casi tres meses y concluyó con una victoria india. Los indios mantuvieron el control sobre Kargil. Pakistán tuvo que evacuar las zonas que aún ocupaba en un contexto de críticas internacionales y de crisis económica.

Del 14 al 16 de julio India y Pakistán hicieron algo desusado: dialogaron. Esos días el Primer Ministro indio, Atal Bihari Vajpayee, y el general golpista Pervez Musharraf hablaron en Agra sobre las diferencias entre ambos países, empezando por Cachemira. La cumbre estuvo cerca de finalizar con una declaración. La declaración que no se llegó a aprobar hablaba del avance hacia el arreglo de la cuestión de Jammu-Cachemira y pedía que todas las cuestiones se resolviesen de manera integrada. Asimismo pedía que hubiera un diálogo sostenido a nivel político sobre terrorismo, pero no hubo un compromiso claro por parte de Musharraf sobre el cese de las infiltraciones de insurgentes. Al final la desconfianza del establishment diplomático indio hacia Musharraf fue más fuerte que el deseo de alcanzar un acuerdo.

No obstante, la idea de que había que normalizar las relaciones no se perdió. En 2004 retomaron las negociaciones para resolver sus diferencias, incluida Cachemira, con el empujoncito discreto de EEUU, La India quería crear primero una atmósfera de paz, antes de abordar la cuestión de Cachemira. Para el Ejército pakistaní, la fórmula era demasiado lenta.

Finalmente las negociaciones se detuvieron en 2013 ante la constatación de que no estaban yendo a ninguna parte. Las diferencias entre lo que cada uno quería eran demasiado grandes. La India está satisfecha con el status quo y con la Línea de Control como frontera internacional. La India aspira a convertirse en una gran potencia y su principal preocupación es China. Para ella, la cuestión de Jammu-Cachemira es un irritante que distrae su atención y le roba recursos que estarían mejor empleados en otro sitio. Pakistán, por su parte, desea revisar el status quo y desearía la integración de Jammu-Cachemira en Pakistán. Para Pakistán la India no es un mero rival, es un rival existencial. Recientemente la llegada del gobierno de Shehbaz Sharif a Pakistán y la tercera encarnación del de Narendra Modi a la India han suscitado esperanzas de que las negociaciones pudiera retomarse. A veces hay situaciones tan complicadas que lograr que ambas partes se hablen, ya es un logro.

Las elecciones de 2002 en Cachemira supusieron un vuelco político. En esta ocasión se dirimían dos grandes asuntos: la situación de seguridad, en la que las atrocidades de los insurgentes eran respondidas con dureza por las fuerzas de seguridad indias, y la falta de empleo y oportunidades económicas. La Conferencia Nacional,- liderada ahora por Omar Abdullah, el nieto de Sheij Abdullah-, volvió a ganar, pero perdió la mitad de sus escaños y se quedó con sólo 28. El Congreso Nacional Indio subió y consiguió unos honrosos 20 escaños. La sorpresa la dió el Partido Democrático Popular de Jammu-Cachemira (JKPDP), que Mufti Mohammad Sayeed había creado en 1999 y que quedó en tercer lugar con 16 escaños; este partido abogaba por la recuperación del autogobierno cachemirí, según había existido en los años 50. El PDP y el Congreso Nacional Indio alcanzaron un acuerdo de gobierno y le dieron la patada a la Conferencia Nacional, para satisfacción de muchos.

La Conferencia Nacional perdió, porque no supo ver que los tiempos y el electorado habían cambiado. La gente estaba más formada y eslóganes simplistas en favor de la autonomía y en contra de Delhi ya no funcionaban como antes. Ninguna cantidad de propaganda podía esconder el hecho de que la violencia continuaba y la economía estaba estancada.

Otro partido que resultó derrotado fue la All Parties Hurriyat Conference (APHC), una alianza de 26 partidos y asociaciones religiosas, que se creó en 1993. Sus integrantes pasaban más tiempo peleándose entre ellos que elaborando plataformas políticas serias. También le hizo daño que algunos de sus líderes se habían hecho ricos con sorprendente celeridad.

El gobierno de coalición entre el PDP y el Congreso Nacional Indio funcionó razonablemente. El PDP trato de aplicar una política más suave para reducir la alienación de buena parte de la población. La coalición se rompió en 2008 a propósito de la transferencia de una pequeña cantidad de tierra al templo hindú de Amarnath. Las protestas por parte de la comunidad musulmana fueron gigantescas. En una de ellas llegó a participar medio millón de personas. El PDP dejó el gobierno a causa de esta cuestión. Aunque el Congreso Nacional Indio revocó la transferencia para inmenso cabreo de la minoría hindú, ya era demasiado tarde. Hubo que ir a elecciones. Ya tocaba, pero ahora los votantes de ambos bandos estaban realmente irritados

Para la que se había montado con la historia de Amarnath, el PDP y el Congreso Nacional Indio salieron bien parados. Los llamamientos al boicot electoral por parte del APHC no fueron seguidos y es posible que gracias a ese boicot algunos votantes del APHC votaran al PDP, que subió en cinco escaños. El Congreso Nacional Indio perdió 3 escaños, lo que se puede considerar todo un éxito dadas las circunstancias. El nacionalista BJP pasó de 1 a 11 escaños. Puede que los sucesos de Amarnath favorecieran al BJP, pero la realidad es que el BJP estaba en ascenso en todas partes.

Tras las elecciones de 2008 la Conferencia Nacional y el Congreso Nacional Indio formaron un gobierno de coalición en el que Omar Abdullah fue el Ministro Principal. Omar Abdullah, con su estilo más empático, suscitó muchas esperanzas. En 2006 no le había importado mantener un encuentro con Pervez Musharraf para hablar sobre la región; creía sinceramente que una aproximación a Pakistán podría ayudar a la cuestión de Jammu-Cachemira. En la campaña electoral pronunció un notable discurso que, para mí, es de los discursos más inteligentes pronunciado por un político cachemirí. En él se autodefinió como musulmán e indio y dijo que el enemigo de los musulmanes no era EEUU o la India. Sus enemigos eran la pobreza, el hambre, la falta de desarrollo y la falta de voz.

Su mandato no fue fácil. Las fuerzas de seguridad siguieron empleando una fuerza excesiva en su lucha contra la insurgencia y no logró que la Ley de Poderes Especiales de las Fuerzas Armadas (AFSPA) fuera derogada. 2010 fue un año de manifestaciones en las que hasta 120 civiles fueron muertos. Hubo nuevas protestas contra la AFSPA y cuestionamientos sobre la situación de los DDHH. En 2014 hubo unas inundaciones catastróficas en el Valle de Cachemira, que desplazaron a centenares de miles de personas y causaron severos daños a las infraestructuras.

Todo lo anterior le pasó factura en las elecciones del otoño de 2014. Los partidos de la coalición de gobierno, la Conferencia Nacional y el Congreso Nacional Indio perdieron 18 escaños entre ambos, lo que hizo imposible reeditar la coalición. Los dos vencedores, el PDP y el BJP, formaron una coalición de gobierno antinatura: un partido autonomista y musulmán y otro fieramente nacionalista hindú. Como Ministro Principal fue designado el líder del PDP, Mufti Mohammad Sayeed.

 

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