Por unos días y sólo por compromisos profesionales la modelo Eugenia Silva ha accedido a abandonar la casa que se compró en Formentera y ponerse más "pija" para pasar una velada en Sotogrande con motivo de los campeonatos de polo que han reunido ene se rincón de Andalucía a algunos de los polistas más atractivos de la geografía internacional con permiso del Príncipe de Gales que sólo juega en casa.
Eugenia no fue a buscar un nuevo amigo con el que aprender uno de los deportes más "chic" del momento sino a fumarse un puro en el rincón "Pasión Habamos" y no decir nada de su relación con el cantante Pau Donés, su último amor, que ya se sabe que Eugenia es muy suya y prefiere no publicitar ciertos aspectos personales.
Tampoco habla de la famosa portada que protagonizó hace ya un año en "Vanity Fair" con el culo al aire y que tanto le molestó. Aquello le costó un berrinche de los que no se olvidan y de ahí que se haya vuelto más cauta en todo lo que diga y haga.
Para relajarse este final de verano le recomiendo que se vaya unos días a la isla de la calma, Lanzarote, donde no echan de menos a Zapatero pero sí a la legión de periodistas y escoltas que moviliza cuando acude a la isla y que tanto ayudan a la hora de llenar hoteles y restaurantes.
En el hotel Princesa Yaiza coincido con Mónica Hoyos que está pasando unos días con su niña tras una estancia de mes y medio en Los Angeles. Cón Mónica hablo de todo lo vivido en los últimos meses y cómo le han dolido ciertos comentarios que la han puesto en un lugar donde no se siente nada cómoda. Lo aclararemos en próximas citas.
Lo que sí me fijo es cómo ha quedado tras la lipoescultura que le hizo el doctor Ángel Martín en la Clínica Menorca y que no duda en mostrarme. "Tenía un rollito en la tripa tras el embarazo y me lo han quitado". El doctor Martín no sólo es un maestro en lo suyo sino un amigo incondicional de cuantos confían en él. Íker Casillas o Feliciano López pueden dar fe de lo que afirmo.
Cosas de casa