– “¿Te la mereces?”
– “Yo creo que sí. Después de 42.190 metros hubo un pequeño incidente con mi guía. No era capaz a nivel muscular de poner una pierna más por delante de la otra, se caía al suelo y mi acto reflejo fue protegerle y sujetarle. En ese momento se me escapa la cuerda un segundo cuando estábamos a tres metros de la meta, llevando una ventaja de más de tres minutos a la siguiente atleta. No se altera el resultado, no se molesta a nadie y las normas están para cumplirlas, pero en este caso se pierde el espíritu de la norma. Las normas hay que interpretarlas y ver el contexto en el que se aplican porque para eso somos personas”
Elena Congost se convirtió en la protagonista de los Juegos Paralímpicos por una polémica descalificación que le privó de sumar la que hubiera sido la 41 medalla de la delegación española y una medalla de bronce personal gracias al tercer puesto que consiguió en la prueba de maratón.
Los atletas ciegos o con deficiencias visuales corren con un guía, una persona vidente que los mantiene en el camino correcto. Tanto el guía como el corredor deben sujetarse en todo momento de una correa, una cuerda corta con un asidero en cada extremo que los mantiene unidos.
La deportista española fue eliminada por soltarse un segundo de la cuerda que le unía a su guía, Mia Carol, al intentar ayudarle para que no se cayese por culpa de los calambres. Esta circunstancia sucedió a tan sólo diez metros de la línea de meta.
“El olimpismo y el deporte en general, a parte de la competición, tiene unos valores que a menudo se están perdiendo y no son los valores que queremos transmitir a la sociedad y mucho menos a los niños. Allí estaban mis niñas pequeñas que no entendían que por ayudar a alguien me castiguen. Estos no son los valores que queremos transmitir a los niños que hacen deporte, ni los de la sociedad que queremos crear”, explicaba Congost en una entrevista con Vicente Ortega en Radio Marca.
Esos valores de los que habla la atleta española son la seña de identidad de la competición deportiva que organiza el Departamento de Deporte Escolar y Valores desde hace XXXVI ediciones. El esfuerzo, la superación personal, la perseverancia, la igualdad, el respeto, la deportividad, la solidaridad o el compañerismo. Una de las muchas maneras que tiene esta organización de demostrar con el ejemplo lo que predica es el Trofeo Fair Play o Juego Limpio. Un premio que hubiera ganado Misato Michishita, la cuarta clasificada en la prueba de maratón paralímpico, ahora medalla de bronce, si hubiera reconocido que su compañera era la justa vencedora.
“Muchos niños nos admiran y se ven reflejados en nosotros e incluso a veces hacen deporte porque se quieren parecer a nosotros y lo mínimo que podemos hacer por ellos es transmitir estos valores, porque el deporte forma persona. Hay que ser el mejor en la pista, pero también fuera de ella”, explicaba la atleta en otra entrevista publicada en el diario ABC.
Uno de los lemas principales de esta competición es “Educar a través del deporte”. Esa educación es a la que se refiere Congost en sus declaraciones. Los deportistas de élite son el espejo en el que se miran todos los niños, imitando sus comportamientos y reacciones. Por este motivo, casos como el de Elena deberían estudiarse en todos los centros. Sus declaraciones han corrido como la pólvora por los medios de comunicación de todo el mundo por la polémica que suscitan, pero caerán pronto en un olvido que no ayuda a la sociedad. Sin embargo, raro será el niño que no conozca el: ¡Shuuu!
En nuestra competición, el mayor ejemplo lo dan los coordinadores y entrenadores de cada deporte que son lo encargados transmitir y difundir los valores de cada centro y de nuestra organización. Por este motivo, ahora que van a dar comienzo los entrenamientos y las extraescolares, analizar el caso de Elena Congost sería una buena manera de iniciar el curso y de que los alumnos nos expliquen si, en su opinión, se merece la medalla.
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