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“Intentamos evitar que los árbitros aprendan por el método prueba-error”

“Intentamos evitar que los árbitros aprendan por el método prueba-error”
Carlos Gómez impartiendo la normativa arbitral administrativa
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Los XXXIV Juegos Deportivos de Escuelas Católicas de Madrid (ECM) están configurándose y no se podrían celebrar sin los equipos y jugadores que van inscribiéndose, pero tampoco sin la presencia de un árbitro en cada partido. Por esa razón, desde hace veinte temporadas al menos, el colectivo arbitral se capta, se forma, se examina y se evalúa de manera constante durante la temporada por la propia entidad organizadora.

 

“No contratamos los servicios arbitrales a otras entidades porque queremos formarles y darles el perfil que nos interesa”, apunta Javier Esteban, Director de los Juegos ECM. “Para nosotros es más importante dotarles de un perfil más educado y educador que el que se exige en otros campeonatos, pues ese colectivo es nuestra imagen en la cancha y uno de los formadores de los alumnos en el marco del ámbito deportivo”, puntualiza Javier Esteban.

 

Por esa razón, para que los árbitros perciban que es una competición diferente desde que entran por la puerta del salón de actos de ECM, los aspirantes a “trencilla” deben aportar, al menos, tres kilos de comida como salvoconducto para acceder al curso, sin tener que pagar nada más. El objetivo de este simple gesto es demostrarles que ECM no tiene ánimo de lucro y que lo que persigue con cada acción es educar en los valores propios del deporte, pero también en los externos, siendo la solidaridad con los necesitados uno de estos últimos.

 

Los aspirantes a árbitro ayudan con su aprtación a los más necesitados

Así, tras haberse celebrado el fin de semana pasado la fase teórica de la formación arbitral sobre futsal, ya tienen recolectados más de 210 kilos de comida. A los que se sumarán los de los árbitros de voleibol y de baloncesto, cuya formación teórica será los fines de semana del 7, 8 y 9 de octubre y del 14, 15 y 16 de octubre, respectivamente, alcanzando con ellos los cerca de 600 kilos.

 

Pero no todo va a ser formación en valores, pues para ponerse el silbato hace falta tener conocimientos técnicos sobre las reglas del juego y unas nociones sobre cómo actuar con los equipos, el público, etc.; cómo colocarse sobre la pista de juego; cómo utilizar el lenguaje no verbal propio de los árbitros; o cómo utilizar el silbato. Todo eso es enseñado desde ECM, pues, como afirma Javier Esteban, “Esto es similar a sacarse el carnet de conducir, que aprendes a aprobar el examen, pero no a desenvolverte entre el tráfico.

 

Por lo que aquí, no queremos que saquen un 10 en reglas y luego no sepan cómo hacer sonar el silbato o cómo desenvolverse en el campo desde que llegan hasta que se van. Sinceramente lo que intentamos evitar es que aprendan por el método de prueba-error, pues hay unos jugadores que se verían afectados por ese sistema de aprendizaje. Aunque es evidente que la experiencia se consigue partido a partido”.

 

Para dotar a los cursillistas de la mejor arma, el conocimiento global, desde ECM han buscado profesores que tengan un elevado perfil técnico, que tengan una experiencia contrastada en la materia y que conozcan a la perfección el campeonato y su idiosincrasia. Como profesores de futsal han estado Fernando Gutiérrez, instructor de árbitros de fútbol sala en la Real Federación Española de Fútbol, exárbitro FIFA y exárbitro de ECM, y Javier Esteban, quien, además de dirigir el evento, ha sido árbitro de 1ª división de fútbol sala.

 

El material escrito y los recurso audiovisuales fueron determinantes en el curso de árbitros de futsal

Para los cursos que vienen, baloncesto y voleibol, dos personas cuyo perfil combina todos los requisitos buscados. Carlos Gómez, árbitro nacional de baloncesto en la federación de dicha disciplina de Castilla La Mancha y coordinador de árbitros de ECM, y Javier Rivero, responsable del área de competiciones de ECM y a su vez árbitro de la federación madrileña de voleibol.

 

Cualquiera de los cuatro marida a la perfección por su dominio sobre el temario, su experiencia arbitral y su conocimiento de un campeonato escolar longevo que va por su trigésimo cuarta edición y cuyo lema es “Educamos jugando, jugamos educando”.

Por Felipe Marrón.

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