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Proyecciones demográficas para 2029: consolidación de la brecha en el noroeste peninsular

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Por Fernando Rubiera, Esteban Fernández y María Luisa Alonso, investigadores de REGIOlab componente del equipo del proyecto de análisis de evolución demográfica del Principado de Asturias 

Las previsiones de población del Instituto Nacional de Estadística, recientemente actualizadas hasta 2029 presentan un panorama demográfico poco alentador para España en su conjunto. La crisis económica ha frenado la inmigración y acelerado la emigración. Ambos fenómenos afectan a los tramos de edad mas jóvenes y a los segmentos de población que mas efecto tienen sobre la natalidad. Por ello los efectos demográficos son mayores que la simple suma de emigrantes más la estimación de inmigrantes no recibidos. Esos efectos se aprecian con claridad cuando se hacen proyecciones, especialmente a largo plazo, como las realizadas por el INE.

Las proyecciones demográficas contienen múltiples aristas espaciales sobre las que es interesante reflexionar. Propondremos algunas de estas reflexiones en varias entradas en este blog. La primera reflexión que salta a la vista observando las perspectivas poblaciones para 2019 es la brecha demográfica norte/sur, o noroeste/mediterráneo para ser más exactos, que se esta produciendo.

Los economistas que nos dedicamos a la Economía Regional prestamos mucha atención a la evolución de la renta per cápita, producción o productividad a lo largo del territorio identificando las desigualdades espaciales en estas variables. En el caso de España la existencia de una brecha en renta per cápita entre las regiones del noreste y el llamado eje del Ebro, que conecta los dos principales polos urbanos del país (Madrid y Barcelona), con respecto al sur y al noroeste están ampliamente estudiados y documentados. Los análisis de convergencia coinciden en prever que tales brechas no se reducen o lo hacen a ritmos muy moderados. La productividad o los distintos índices de competitividad presentan similares comportamientos. Sin embargo, hemos prestado poca atención a la distribución espacial de la población y esta ha venido configurando un patrón que aunque es muy similar al que tiene la evolución espacial de la renta no es exactamente igual.

El Mapa 1 se representa la proyección de población provincial del INE para 2029, términos absolutos (a) y relativos (b) . En general España pierde la población y, salvo contadas excepciones, este el comportamiento general de la mayor parte de las provincias. Sin embargo, las provincias del noroeste y el centro, con la excepción de Madrid y algunos casos contiguos, son las que con mayor claridad pierden población a tasas especialmente llamativas. Sin embargo, mucho más alarmante es la imagen que muestra el Mapa 2 donde se presenta la proyección de dependencia y envejecimiento en 2029. En este caso es más llamativo como el noroeste peninsular concentra las peores cifras mostrando con claridad la brecha demográfica a la que hacíamos referencia.

Aunque el patrón demográfico se parece al económico la brecha norte/sur es más marcada y no se aprecian ejes de desarrollo por el interior o el norte que se pueden apreciar hasta el momento en las evolución espacial de las variables económicas más relevantes. No hay duda que la menor recepción de inmigrantes en años pasados tiene su efecto en la evolución demográfica futura. Durante los 50, 60 y 70 hubo un éxodo poblacional desde la corona interior de España hacía las principales metrópolis del país. En los 80 y 90 fueron las ciudades de tamaño medio bien ubicadas respecto a las grandes metrópolis del país las que mas crecieron. En la década pasada la fuerte inmigración redujo la perdida de población de todo el país aunque reforzó especialmente a la costa mediterránea, el sur y las grandes ciudades. En la década actual todo parece indicar que se recalibraran los equilibrios norte/sur y que las provincias del norte perderán peso poblacional frente al sur y, especialmente, la costa mediterránea. Esto puede descompensar en exceso el reparto poblacional del país con un mediterráneo más Madrid saturado y el resto en progresiva reducción, en algunos casos desertización.

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