El corazón es el responsable de los sentimientos. El cerebro, de la razón. El páncreas… ¿de qué es responsable este órgano? ¡De la risa! ¿De la risa? Sí, por supuesto. Si el saber popular atribuye a otros órganos cualidades que no le son (siempre) propias, no vemos motivo por el que este no pueda serlo de la carcajada limpia. Desde Oferplan lo reivindicamos así y te ofrecemos una buena razón para comprobarlo: entradas para Páncreas en el Teatro Amaya de Madrid del miércoles 24 de agosto al domingo 4 de septiembre; y siempre con las mejores localidades, las tienes los miércoles en el patio de butacas por 14 € en lugar de 22 € y en entreplanta lateral por 12 € en lugar de 18 € y de jueves a domingo 16 € en lugar de 28 € y 14 € en lugar de 22 €, respectivamente en ambas zonas del teatro.
Lo más bajo del ser humano lo puedes ver en Páncreas pero, atención, que no vas a llorar por ello, sino que vas a reír con las locuras de sus personajes. Todo aquello que creías que en la amistad no tenía cabida te lo van a dinamitar en casi una hora y media de representación: tres amigos que creen serlo pero cada uno con una motivación propia y egoísta luchan por un trasplante del órgano que da nombre a la obra. Tras una gira nacional, las representaciones siguen con muy buena salud en su paso por la capital.
Y en verso, algo que no es tan frecuente en la escena contemporánea. Y cantando a ratos, aunque sin ser un musical, por si fuera poco. La comedia actual demuestra con Páncreas que puede defenderse perfectamente en un formato con rimas y música y explicar un tema peliagudo aunque la vida le vaya en ello: cuando la salud está en juego, sea la tuya, la de tu amigo o de la de un tercero, la vida nos pone difícil eso de ser honestos y humanos, así que sus tres protagonistas, que se han conocido en una terapia grupal para trastornos mentales, harán uso de sus tretas para mantenerla.
Con unos intérpretes de lujo como son Fernando Cayo, Alfonso Lara y José Pedro Carrión (en sustitución de Santiago Ramos, apartado por motivos de salud), el director Juan Carlos Rubio consigue dar ritmo a esta adaptación que se estrenó con mucho éxito en euskera. El mérito doble de este reestreno lo tiene el autor Patxo Telleria, que ha sabido cambiar con acierto de un idioma a otro y de prosa a verso sin que eso reste frescor a la propuesta resultante. Además de los diálogos y las interpretaciones, la escenografía de José Luis Raymond y el vestuario de María Luisa Engel consiguen fundirse con acierto en esta comedia donde el absurdo y lo surrealista tienen un gran peso. Apoyan esta puesta en escena la iluminación de José Manuel Guerra y la música y espacio sonoro de Miguel Linares.
