La pasada temporada estuvo casi tres meses de baja y llegó a la decisiva eliminatoria contra el Bayern en una versión demo. Para muchos, incluido Mourinho, jugar con un Di María al 50% fue es una de las razones por las que el Madrid cayó eliminado ante los alemanes en las semifinales de la última edición de la Champions. Con el argentino en su mejor versión, sin problemas físicos, con ritmo de partidos y más entrenamientos a la espalda, quizás el Madrid habría pasado a la final y no el Bayern. Pero eso ya es fútbol ficción, y la realidad fue otra.
Luego llegó el verano, la pretemporada por USA y Di María haciendo méritos a una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood tras una gira de ensueño donde el argentino se salió, especialmente, en el choque contra Los Galaxy en Los Ángeles. El «Fideo» estaba de vuelta. ¿O no?
Di María está cuajando una temporada discreta y, ayer, en Valdebebas, echó la culpa al empedrado: «Cuando uno no está jugando le cuesta más. Cuando entras 15 minutos cuesta más arrancar, cuesta tener el mismo ritmo…» Pero las estadísticas, como diría otrora Mr. Proper (ahora Don Limpio), no engañan. Di María ya no es titular porque sus números distan mucho de sus dos primeras temporadas de blanco. Minutos ha tenido, y muchos. Por ejemplo, en la primera vuelta de la Liga ha jugado 13 partidos de titular y cinco de suplente. En total, un 66% de los partidos los empezó en el once. Y el porcentaje es similar si sumamos las tres competiciones. En 31 partidos oficiales en lo que va de campaña sólo ha marcado cuatro goles y ha dado cinco asistencias. Pobres registros para un pelotero como él. Y los firma justo en la temporada que ha ampliado su contrato hasta 2018… Piensa mal y acertarás, dice el refranero. Yo no quiero creerlo así. Pero su bajo rendimiento da razones a aquellos que sí lo piensan.
Di María, faca en pies, es el clave para el equipo. Su punta de velocidad, su regate en carrera y su milimétrica conducción del balón, unido a su visión de juego y a su exquisito pase en profundidad hacen de él el futbolista perfecto para el modo de jugar del Madrid de Mourinho. Junto a Marcelo, son los dos jugadores de la plantilla que ofrecen algo distinto, que enarbolan la bandera del factor sorpresa, y que desatascan partidos que ni con sosa hubiera sido posible desatrancarlos. Quedan cinco meses de competición aún. Yo creo en este ángel. Y el madridismo también. Di María, toca levantarse, no quejarse de suplencias o de árbitros, y devolver
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Real Madrid Ruben Cañizaresel