Estamos a primeros de agosto y, dos meses después de su salida del Real Madrid, muchos se están preguntando dónde debe andar metido Mourinho, que sesenta días lleva fuera de España y aún no se ha ‘acordado’ del que fue su equipo y su plantilla hasta hace un suspiro. Que qué fue de aquel técnico que se sentó en el banquillo del Santiago Bernabéu durante tres años, ganando bastante poco en el campo, como entrenador, y menos aún fuera, como personaje del fútbol.
Bien, Mourinho lleva ya casi un mes entrenando al amor (deportivo) de su vida: el Chelsea. En estas cuatro semanas al frente de los londinenses, que se sepa, ‘pollos’, de momento, no ha montado ninguno. Sus típicas cínicas respuestas y frases lapidarias en ruedas de prensa: balas de fogueo para lo que suele disparar el luso. Pero poco más. Ahora bien, leído el señuelo que Fernando Palomo y Roger Bennett han hecho público en Twitter, podremos ver a Mourinho en estado puro muy pronto: en una entrevista en la ESPN que verá la luz este próximo lunes.
Según desvelan estos dos conocidos periodistas del canal norteamericano, el extrenador del Real Madrid, ha tenido un ‘cariñoso’ gesto con Cristiano. Cuando en un momento de la charla con Palomo y Bennet apareció el nombre de Ronaldo, sus palabras fueron las siguientes: «Yo entrené a Ronaldo. Al verdadero, al brasileño». Suena a epitafio. Pero no lo es. Es un palito, de gratis, veraniego a CR7. Para darle algo de vidilla a la pretemporada, que, de momento, Bale aparte, está más bien sosita.
El amor, con Mourinho de por medio, no tiene gris. Es blanco o negro. Cima o sima. Eso le ha ocurrido con Cristiano Ronaldo. Y con la gran mayoría de sus jugadores en el Real Madrid. Desde su nuevo trono en Stamford Bridge, no se esperan demasiados palos a la institución porque, entre otras cosas, desde que Mou se marchó del Madrid, Florentino no se ha cansado hablar maravillas de él. Aunque nunca se sabe, estando ‘The Happy One’ de por medio. Otra cosa es con los jugadores. Como con Casillas o con Cristiano. La vida de un futbolista es demasiado corta para ir dando satisfacción al rencor. Paciencia y buenos alimentos. No queda otra.
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