Partido muy serio y muy inteligente el jugador anoche por el Madrid ante el Galatasary. Los de Mourinho han puesto pie y medio en semifinales de la Champions, por tercera temporada consecutiva, y es digno de elogio tras seis temporadas sin pasar de octavos. El Madrid estará (si no sucede una catástrofe en Estambul) donde le corresponde: entre los cuatros mejores de Europa. Por plantilla e historia es lo que se le pide. Una vez ahí, a esas alturas de competición, más que nunca influyen la suerte y los detalles en el futuro campeón de Europa: ‘Rigurosa’, por no decir injusta, roja a Pepe hace dos años, o el penalti de Ramos la pasada temporada, verbigracias. Quizás, tras esas dos semifinales con amargo final, a la tercera vaya la vencida. Otra vez La Décima a sólo tres partidos. Está más que legitimado soñar.
Además, el partido dejó otra gran noticia: Ramos y Alonso vieron la amarilla y llegarán ‘limpios’ a semifinales al cumplir ciclo en la vuelta de cuartos. En esta ocasión, la ‘pantomima’ de Ámsterdam no se repitió ni por asomo. La tarjeta de Alonso, por protestar, ni siquiera la captó Canal Plus. La de Ramos, es un patadón al balón tras una falta a favor del Galatasary que evitó que los turcos hubiesen sacado con rapidez la pena. Ambas son lances del juego muy complicados de demostrar voluntariedad para forzar una amarilla. Pero la UEFA no es boba. Platini ha demostrado de sobra que lo que es simpatía, no le tiene demasiada al Madrid. Y el ‘antecedente’ de Ámsterdam está aún vigente en la memoria de todos, sobre todo, en el del organismo internacional, que desde entonces tomó la decisión de sancionar con un partido extra al jugador que forzara una cartulina para beneficio propio y del equipo (tremenda bobada ésta, por cierto, que va en contra del espectáculo y del fútbol)
No os aburriré con precedentes y ejemplos pasados similares que la UEFA ha investigado. Sólo decir que Ballesteros, del Levante, esta temporada, por perder tiempo descaradamente en el quinto partido de la liguilla de la Europa League, vio la amarilla que le obligaba a cumplir ciclo. La UEFA le sancionó con otro encuentro por determinar que lo hizo adrede. No jugó, por tanto, ni el sexto y último partido de la fase de grupos, ni la ida de los octavos de final ante el Olympiacos.
Me cuesta creer que ahora suceda lo mismo. Esperemos, por el bien del Madrid y del fútbol, que simplemente quede en una anécdota y la UEFA no meta a los blancos en un jardín. Ahora bien, simplemente, veo más coherente, para evitar riesgos innecesarios con la UEFA, que le tiene la matrícula tomada al Madrid, que con un 3-0 a favor, antes que forzar una amarilla, Mourinho no los haga jugar en Estambul, y de este modo no puedan verla. Luego, en semifinales, se renueva el ciclo y todos los jugadores empiezan de cero con las tarjetas. Por lo que aunque no hubieran visto la amarilla en la ida, con no jugar en la vuelta, evitaban el dilema de ver esa tarjeta que les podría haber privado de jugar la ida de semifinales. Como dijo el gran economista británico John M. Keynes: evitar los impuestos (y sanciones) es el único esfuerzo intelectual que tiene recompensa.
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