Asumido como está que el futuro del Real Madrid pasa por la ‘obligatoria’ renovación de Cristiano Ronaldo, a poder ser vitalicia, es importante (aunque sea complicado) no perder el norte. O, al menos, no del todo. Ronaldo es la excelencia futbolística en todos sus conceptos: velocidad, fuerza, potencia, valentía, calidad, clase y gol. Los éxitos y méritos de Cristiano domingo sí, miércoles también, son la repera. Espectáculo sin parangón para todo amante del buen fútbol. Pero la brújula en este deporte, como en la vida, es una temeridad dejarla de lado si no quieres perder el rumbo. Y la brújula en el Madrid tiene nombre y apellidos: Xabi Alonso.
El tolosarra acaba contrato el verano de 2014. Sólo le queda lo que resta de campaña y una más como jugador merengue. Malas noticias. A día de hoy, no hay otro Xabi Alonso en el mercado. En las últimas horas, en distintos medios de comunicación, han aparecido futuribles sustitutos del donostiarra por los que el Madrid estaría interesado: Matuidi, Pogba, Kondogbia… bombas de humo, de momento, a mi entender, futbolísticamente hablando. Sí, todos ellos son jugadores con maneras y cierto futuro por delante. Tienen años de recorrido, de acuerdo. Pero son más ‘Makeleles o Khediras’ de turno. No son caviar de beluga. Que es lo que es Xabi Alonso. Y lo que necesita el Madrid para su mediocampo.
Desde Fernando Redondo, uno de los mejores mediocentros de la historia del fútbol y del Real Madrid, el Madrid no había tenido una estrella de categoría mundial en esa posición. Florentino y el madridismo quieren La Décima, en Wembley, el 25 de mayo; La Undécima, en verano, alargando el contrato a Cristiano. La Duodécima es renovar a Xabi Alonso.
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