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Khedira, un lastre menos para el Real Madrid

Ruben Cañizaresel

Es estúpido e innecesario buscarle un solo pero al título más importante de la historia del Real Madrid. La Décima es la mayor explosión de felicidad de los 113 años del club más importante del planeta y nada ni nadie puede mancillar esa gesta, pero cómo duele a la vista ver el once titular de Lisboa y encontrarse en él a Khedira. Diez meses después de aquella mágina noche, todavía en la planta noble del club a más de uno (y de dos) se le eriza el pelo recordando ese momento en el que se enteraron que Sami era de la partida. Tiene mucho mérito ganar una final jugando cuarenta y cinco minutos con un jugador menos.

«¿Mi futuro? Me voy. No es una decisión contra el Real Madrid. Quiero buscar nuevos estímulos para mi carrera y seguir creciendo», anunció ayer el mediocentro alemán en la revista «Kicker». Es tan irreal el mundo en el que viven los futbolistas, que una medianía que ha tenido la suerte de jugar cinco años en una institución deportiva única se permite el lujo de presumir de elegir futuro. Khedira no se va del Madrid motu propio, es el club el que le pone el lazo, el que ha decidido no renovarle. Pagar cinco millones de euros al año por un futbolista del montón que acumula más minutos de vuelo en la enfermería o en la grada que en el campo, no es rentable. Si a eso le añades que su (escasa) presencia sobre el verde es indigna de una camiseta centenaria e impoluta, la resolución es clara: gracias y hasta siempre.

Quizás con Alemania la feria le haya ido de otro modo, pero con la camiseta blanca del Madrid no ha estado a la altura. Por mucho que Mourinho y Ancelotti le dieran en ciertos periodos galones que no se ganó en el campo. Romo en actitudades atacantes, blando en tareas defensivas, limitado en recursos técnicos y lento de movimientos. No le niego virtudes en el juego aéreo y peso físico, pero eso no es suficiente para jugar en el Bernabéu.

«Pasé un tiempo magnífico en un equipo magnífico y haré todo para seguir ayudando al equipo en las próximas semanas», reflexiona Khedira. Mejor que se ahorre los cumplidos. Es un secreto a voces la cantidad de entrenamientos y de partidos que se ha quitado de en medio porque sí. Todos hemos visto su trote cochinero (véanse su encuentro ante el Schalke) cuando Ancelotti ha podido contar con él y le ha dado minutos. Todos hemos aprendido como las gastroenteritis se curan nada más cruzar la frontera y ponerse el brazalete de capitán de Alemania. Las lecciones de madridismo, en otra ventanilla por favor. Sami Khedira, un lastre menos para el Real. Qué descanso.

Puedes encontrarme en Twitter: @Ruben_Canizares

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