Las comparaciones suelen ser odiosas. Hacerlas en el puesto de lateral izquierdo del Madrid es mayor pecado que los capitales que el psicópata John Doe (Kevin Spacey) penaliza con la muerte en Seven. Marcelo, lesionado tres meses tras romperse del quinto metatarsiano del pie derecho con la ‘seleçao’, regresó ayer, al fin, tras su particular travesía en el desierto y dejó en manifiesta evidencia a su competencia en el equipo, Coentrao. La distancia que existe entre un lateral y otro es kilométrica.
Con todos los respetos a Bale, Evra o Jordi Alba, Marcelo es el mejor del mundo en su puesto. Y lo es desde hace ya varias temporadas. Su carrera de blanco comenzó con serias grietas en defensa que con la llegada de Mourinho ha ido sellando. Además, en ataque es aún mejor futbolista de lo que ya se intuía cuando aterrizó en Concha Espina. Tiene un punto de locura que agita los partidos del Madrid de tal modo que los lleva a ese correcalles en el que casi siempre sale victorioso el equipo blanco. Llega a línea de fondo incansablemente, centra bastante bien y mete una cantidad de goles elevada tratándose de un lateral izquierdo. Y, encima, añade un plus de emotividad a los partidos que contagia al equipo y a la afición y que da bastantes más réditos que los que quita.
El Madrid deambula por la Liga como un ser inánime, pero aún tiene mucha vida en Copa y Champions. Dar por muerto al conjunto de Mourinho en ambos torneos es atreverse demasiado. El equipo no está bien, pero comienza a recuperar ‘titularísimos’ como Marcelo (pronto volverán también Pepe y Ramos). Quizás no llegue para remontar 18 puntos, pero un Madrid peleando los dos torneos del KO con Marcelo en el verde no es lo mismo que un Madrid sin él en el once. El día y la noche. Marcelo y Coentrao, vamos.
Sígueme en twitter: @Ruben_Canizares
Real Madrid Ruben Cañizaresel