El 15 de mayo de 2002, bajo el cielo plomizo del Hampden Park de Glasgow, la volea más famosa de la historia del fútbol hacía campeón de Europa al Real Madrid. Una maravilla de Zinedine Zidane le daba al conjunto blanco su Novena Champions. Era el 2-1 definitivo ante el Bayern Leverkusen, digno finalista de aquella edición. Sin duda, y de momento hasta el próximo 24 de mayo, se trata del momento más mágico de la historia del Real Madrid en lo que llevamos de siglo XXI. Aquel título fue el clímax de la época de los galácticos y el cierre a un exitoso círculo de cinco años en los que los blancos levantaron tres de las cinco últimas «orejonas».
Desde entonces, los sinsabores y los malos ratos han sido las amargas compañías del Real Madrid en su andar por la máxima competición continental. Tras aquel lustroso título, se llegó a las semifinales en 2003 y allí una serie de desgracias, en formas de lesiones de las estrellas blancas, dejaron al Madrid a las puertas de otra final en favor de la Juventus. En 2004, en la famosa temporada de Queiroz, se cayó de manera sorprendente en cuartos ante el Mónaco. Aquel fiasco fue el inicio de un calvario que parecía no tener fin: desde 2005 a 2010, el Madrid no pasó de los octavos de final de la Champions. Juventus, Arsenal, Roma, Liverpool, Bayern y Olympique de Lyon se cargaron a los blancos en el primer cruce tras la fase de grupos. ´
Entonces, llegó Mourinho y la barrera de octavos paso a ser la de semifinales entre 2011 y 2013. En sus tres temporadas en el equipo blanco, el Madrid del luso se ahogó en la orilla: Barcelona, Bayern y Borussia Dortmund le aperaron de la gran final. Afortunadamente para el madridismo, desde esta campaña, estos sinsabores ya son un vago recuerdo. Ahora, el objetivo blanco es grabar con fuego en la historia del club el 24 de mayo de 2014 como ya sucedió con el 15 de mayo de 2002 gracias a la conquista de la Novena, a la volea de Zidane.
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