Ancelotti, pionero en las rotaciones de los porteros desde que se inventara la fórmula de guardameta para la Liga (Diego López) y guardameta para Champions y la Copa (Íker Casillas), creó escuela durante la pasada temporada. Simeone y Luis Enrique han copiado este curso el manual del entrenador blanco: los colchoneros Moyá y Oblak y los azulgranas Claudio Bravo y Ter Stegen se alteran en la competición doméstica y continental, respectivamente. Pero a Carleto el cuerpo le pide más y ha decidido rizar el rizo: esta noche, contra el Elche, en la quinta jornada de Liga, Casillas, titular indiscutible desde el inicio de la temporada, volverá al banquillo. Keylor Navas, mes y medio después de su llegada al club blanco, debutará como titular en partido oficial. Más dinamita para los pirómanos.
La invitación estival a Diego López para marcharse del club y la discutida presencia de Casillas en el once del Madrid en la aurora de la vigente Liga y Champions provocaron la enésima batalla de la estúpida Guerra Civil en la que se ha convertido la portería blanca. Íker no ha tenido, como la mayor parte de sus compañeros, un buen inicio de campaña, pero ni mucho menos fue el culpable de los batacazos ante la Real Sociedad y el Atlético ni de la derrota en la Supercopa de España contra los vecinos del Manzanares. El problema del irregular inicio de ejercicio del Madrid tiene muchas más conversación que si Casillas está en mejor o peor forma (aunque algunos suban y bajen las empinadas gradas del Bernabéu con una venda en sus ojos). Ancelotti así lo vio y no se cansó de repetirlo rueda de prensa tras rueda de prensa: «Casillas está muy bien. Tiene el apoyo de todos. Como dijo el presidente tenemos que estar unidos», dijo ayer mismo el italiano. Pero entonces vino la bomba.
Poco después, al técnico del Madrid le preguntaron por Benzema: «Si le dejo en el banquillo no será un castigo. Es lógico que haga reparto de esfuerzos». Pocos se podían imaginar que ese mensaje iría más para Íker que para Karim, por mucho que ante el Elche Chicharito pueda sentar al galo. 136 días después del Celta 2-0 Real Madrid de la penúltima jornada de la pasada Liga, último encuentro oficial de Íker como suplente, Casillas volverá al banquillo. «Reparto de esfuerzos» y portería, ese complicado laberinto de Carleto del que ya consiguió escapar vivo (de milagro) en el minuto 93 la pasada temporada. Sí, no hay dudas. A Ancelotti (y a Vecchi), como al peque, les va la marcha.
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