Solo 13.000 de los 73.000 socios blancos que habían pedido sus entradas para la final de Champions League en Lisboa tendrán la suerte de adquirir una entrada y vivir in situ el que puede ser un momento único para el madridismo: la décima Copa de Europa. Ayer se produjo el sorteo y las solicitudes premiadas están entre la 23.759 y la 24.104 y entre la 1 y la 3.691, ambas inclusive en los dos casos. Inmensa felicidad para los afortunados y tristeza para el resto. Eso sí, el club no se ha quedado de brazos cruzados y quiere mitigar la decepción de los que no podrán ir a Da Luz permitiéndoles ver la gran final en el Santiago Bernabéu. Del mal, el menos.
La entidad merengue quiere que el partido sea una fiesta única para todos sus aficionados y espera que 80.000 hinchas llenen el estadio y disfruten a través de unas pantallas gigantes de la consecución de la ansiada Décima. Para entrar en el campo, tendrán prioridad los socios y si éstos no completan el aforo se permitirá el acceso al resto de aficionados. La idea es crear un ambiente mágico entre la familia merengue y vivir en conjunto el que sería el título más importante de los 112 años de historia del club blanco.
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