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Blogs El blog de Federico Ysart por Federico Ysart

Pero usted ¿de qué va?

Pero usted ¿de qué va?
Primer ministro de España en su escaño.
Federico Ysart el

Sánchez Pérez Castejón, Pedro de nombre, se siente divino de la muerte. El aún primer ministro parece divertirse cual criatura imberbe jugando con barquitos y pajaritas de papel. Una tropa de paniaguados le ríe sus muecas sin caer en cuenta que apenas queda papel para más pajaritas. Pero se sienten tonificados con la risa trucha que suelta al aire cuando adivina el foco de una cámara siempre atenta al amo.

Ya pueden caer chuzos de punta, y vienen cayendo; el gran apagón, el apocalipsis ferroviario de la larga distancia y el caos en la corta, los procesamientos de sus más íntimos, y otras contribuciones a la convivencia social como las invectivas contra el poder judicial, el desprecio al parlamento y, en resumen, la quiebra de los principios básicos de nuestro sistema; el tipo sigue jugando como un idiota.

¿De qué va este epígono de Zapatero que ahora echa mano de la lucha de clases, ricos contra pobres, del chavismo redentor y de la China de los derechos humanos? Sencillamente, el “¡pas d’ennemis à gauche!” del radical francés Renoult. Es decir, que o muerde los votos que mal viven a su izquierda o se queda colgado de la brocha.

Un sudor frío le hace sublimar su egotismo sin fin; lo ha visto pasar entre todos sus ¿correligionarios?; no, qué va. Pedro no tiene más correligionario que lo que ve en su propio espejo. Los socialistas franceses, italianos, griegos, alemanes, suecos, etc., pobres, son de otro mundo, a él ni le va ni le viene; él es todo un mundo.

Un mundo que puede anunciar, como si tal cosa, que la explicación del apagón la dará en seis meses. Un mundo en el que burlar a todos, apuntando la reparación de los plomos y otros gastos en la seguridad del sistema eléctrico español, el mejor del mundo hasta ayer, como si se trataran de las inversiones en rearme.

Un mundo en el que compromete inversiones a diez años vista sin programa ni concierto con los gobernantes por llegar. Un mundo sin presupuestos aprobados desde hace dos años y presto a seguir sin hacerlos; una democracia sin parlamento.

Un mundo en que puede meterse por cualquier resquicio de lo público, fiscalía, tribunal constitucional, empresas de control estatal, incluso echar de la presidencia al presidente de Telefónica desde el despacho de un asesor en la Moncloa.

Y, lo nunca visto, ponerse en medio de una operación de compraventa entre dos empresas privadas; privadas de verdad, es decir, propiedad de sus millares de accionistas y no de ningún malvado riquísimo ni de inconfesables fondos sin padre conocido.

Un mundo en que somete esa operación a referendo popular, secreto y no vinculante para más coña, habiendo pasado por alto ocasiones más propias, como el mix de nuestro sistema eléctrico, hoy tan presente, o cuestiones de tanta o mayor envergadura como sus amnistías o leyes para reactivar la guerra incivil que fracturan la paz sellada en la transición.

Pero usted, Pedro Sánchez Pérez Castejón, ¿de qué diantre va a estas alturas?

Política

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