Hace años, muchos, cuando el calor comenzaba a apretar en Madrid los tenderos de coloniales vaciaban sus escaparates y dejaban aviso escrito con mayúsculas para mejor ser visto: “El género dentro, por el calor”, o “por la calor”, como cantaba Sabina en la copla “De purísima y oro”. Ayer un juez hizo lo propio con el gran chorizo nacional; mandó meterlo dentro, en la cárcel Soto del Real, aunque no por el calor, sino por peligro de fuga.
La mayoría del país recibió la noticia con tanta satisfacción, “ya era hora”, como la que le brindó al final del día el equipo nacional de fútbol superando a los italianos en la semifinal del torneo Confederaciones que han ido a ganar en Brasil.
Bárcenas deja por unos días, o semanas, quizá meses, de seguir ensuciando la actualidad con sus balandronadas. Dice el juez instructor que a la vista del cúmulo de datos que ya constan en el sumario y de la cuantía de deudas fiscales que tendría que afrontar no sería extraño que decidiera poner tierra de por medio y quebrar las actuaciones pendientes. Y que escabullirse no resultaría difícil a quien ya ha estado moviendo sus haberes desde Suiza a diversos países americanos con la misma libertad con que mueve a su familia.
Grave es, sin duda, privar de libertad a un ciudadano, pero cuando fiscal y juez instructor coinciden en su necesidad, y ésta se justifica en un auto de veintitrés folios, como es el caso, la decisión parece justificada. La defensa recurrirá y podrá pasar cualquier cosa, pero no parece probable que ocurra aquí como con las decisiones del juez Silva sobre el expresidente de Caja Madrid, ciertamente otra lumbrera pero del que no constan delitos como los imputables al antiguo tesorero del partido popular.
Sí, de Bárcenas estamos hablando, a juzgar por sus propias manifestaciones un sinvergüenza de tomo y lomo, o chorizo, que le cuadra mejor. El personaje, aún dará mucho que hablar, y también que penar a sus antiguos compañeros de partido, pero de momento el juez le ha puesto donde parece que pasará bastante más tiempo del correspondiente a una prisión preventiva; le ha quitado la libertad. No es un mal principio para volver a poner cada cosa en su sitio. De momento, los chorizos, en la alacena.
Eso sí, en Andalucía socialistas y comunistas decidieron ayer mantener a los suyos en el escaparate, y allí sí que hace calor. Cuanto más tarden, peor. De momento, el gran jefe indio de allí ya ha anunciado su retirada a la reserva.
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