Angela Merkel, canciller de la RFA desde 2005, cesó el pasado 7 de diciembre como presidenta de su partido, la CDU, pero lo hizo respaldando a su candidata para la sucesión, Annegret Kramp-Karrenbacher, que resultó finalmente elegida. La elección de AKK es un voto de confianza de su partido a la actual canciller y, en principio, la presidencia de AKK significa que la CDU resiste ante los intentos de adoptar una posición más restrictiva en temas de inmigración o seguridad interior, es decir, que mantiene la posición centrista del partido. En todo caso, la retirada de Merkel –que ha demostrado su convicción europeísta, cree en el euro, cree en Schengen y en una Alemania europea– supone una mayor incertidumbre al futuro del proyecto europeo.
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